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Cómo el programa de los 12 pasos enriqueció mi vida bahá’í

Susan Gammage | Feb 15, 2024

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Susan Gammage | Feb 15, 2024

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Soy bahá’í desde 1982, y los programas de los 12 pasos de rehabilitación de adicciones me han ayudado, no solo a hacer frente al comportamiento adictivo, sino a convertirme en una bahá’í más consciente y más capaz.

A lo largo de los años he visto los beneficios de programas gratuitos del tipo de los 12 pasos, como Alcohólicos Anónimos (AA) para los adictos al alcohol, y Narcóticos Anónimos (NA) para los adictos a las drogas. Del mismo modo, he sido testigo de los efectos beneficiosos para los familiares que utilizan los programas Hijos Adultos de Alcohólicos (ACA en inglés).

Sin embargo, no conocía a ningún bahá’í que participara en ninguno de estos programas hasta que descubrí el programa de los 12 pasos de rehabilitación por mí misma. 

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Desde entonces he aprendido que todos los programas de 12 pasos se basan en el conjunto de principios rectores para la rehabilitación de problemas adictivos, compulsivos u otros problemas de conducta, desarrollados originalmente por los fundadores estadounidenses de Alcohólicos Anónimos (AA) en 1935. Sin embargo, según la historia del movimiento, AA en realidad tuvo sus comienzos cuando el renombrado psicoterapeuta Carl Jung inspiró a un alcohólico que conocía, llamado Roland H., a buscar una solución espiritual para su adicción enviándolo al Grupo Oxford, un movimiento altruista no confesional que utilizaba los principios espirituales del cristianismo del primer siglo.

Desde entonces, el método de los 12 pasos se ha adaptado ampliamente a personas que se recuperan de diversas adicciones, comportamientos compulsivos y problemas de salud mental.  Algunos de estos programas son para personas desordenadas, codependientes, con adicciones o compulsiones sexuales, adictos a la comida, comedores compulsivos, ludópatas, adictos a las compras, deudores, adictos al trabajo, adictos a los medios de comunicación, racistas, supervivientes de incesto y personas que se recuperan de enfermedades mentales y emocionales. 

En resumen, cuanto más me fijo en el trauma y reconozco que todos caminamos heridos por un trauma u otro, he llegado a creer que las adicciones son la forma en que hacemos intentos inútiles de llenar el hueco de nuestra alma donde Dios quiere residir.

También he comprendido que todos podemos beneficiarnos de las lecciones aprendidas al estar rodeados de personas que comparten la misma experiencia vivida. Entonces, ¿cómo me ayudan estos programas a ser mejor bahá’í? 

La fe bahá’í, fundada en 1844 y actualmente la segunda religión más extendida del mundo, me proporciona una base espiritual y un marco para vivir una vida con propósito, mientras que la rehabilitación de los 12 pasos me ofrece un camino estructurado para superar los velos que me separan de Dios. Ambas fomentan la transformación personal.

La fe bahá’í y los programas de rehabilitación de 12 pasos comparten algunos principios y valores comunes que pueden complementarse y potenciarse mutuamente. Algunos de ellos son:

1. Desarrollar la humildad y la autoconciencia

Uno de los pasos fundamentales tanto en la rehabilitación de los 12 pasos como en la fe bahá’í es reconocer mi impotencia y acudir a Dios en busca de ayuda. Desarrollar y fortalecer mi relación con el Creador es uno de los principales propósitos de la vida bahá’í. Reconozco mi impotencia todos los días cuando recito la breve oración obligatoria bahá’í de Bahá’u’lláh:

Soy testigo, oh mi Dios, de que Tú me has creado para conocerte y adorarte. Soy testigo, en este momento, de mi impotencia y de Tu poder, de mi pobreza y de Tu riqueza. No hay otro Dios sino Tú, Quien ayuda en el peligro, Quien subsiste por Sí mismo.

Otro elemento común de la recuperación de los 12 pasos es hacer un inventario moral sin temor a los defectos de mi carácter, lo que también puede entenderse como pedirme cuentas a mí misma cada día, tal y como recomiendan los escritos bahá’ís. Este proceso fomenta la humildad y la autoconciencia, cualidades espirituales muy valoradas en la fe bahá’í. Al reconocer y abordar mis propios defectos, puedo alinearme mejor con las enseñanzas bahá’ís y desarrollar virtudes interiores, otro propósito importante de una vida bahá’í.

En un discurso que ofreció en Illinois en 1912, Abdu’l-Bahá dijo lo siguiente sobre el desarrollo de las virtudes:

El propósito de la creación del hombre es el alcanzar las supremas virtudes de la humanidad… Debemos esforzarnos con todas las energías del corazón, el alma y la mente para desarrollar y manifestar las perfecciones y virtudes latentes dentro de las realidades del mundo fenomenal…

2. Entregarse a la voluntad de Dios

Tanto la fe bahá’í como la rehabilitación de los 12 pasos hacen hincapié en la importancia de entregar mi voluntad a un poder superior. En los programas de 12 pasos, esta entrega es un aspecto central de la recuperación. Para los bahá’ís, coincide con su creencia en la naturaleza omnipotente y amorosa del Creador. Mis oraciones bahá’ís favoritas me ayudan a desprenderme de mi propia voluntad y dirigirme en su lugar a la Voluntad de Dios:

He renunciado a Mi deseo por Tu deseo, oh mi Dios, y a Mi voluntad por la revelación de Tu Voluntad. ¡Por Tu gloria! No deseo ni Mi propia esencia ni Mi vida, excepto por el propósito de servir a Tu Causa, y no amo Mi ser, salvo para poder sacrificarlo en Tu sendero.

Oh mi Señor, bajo cualquier circunstancia, haz que esté listo para servirte y para dirigirme hacia el adorado santuario de Tu Revelación y de Tu Belleza. Si es de Tu agrado, hazme crecer como una tierna hierba en las praderas de Tu gracia, para que las suaves brisas de Tu voluntad me mezan y me dobleguen en conformidad con Tu agrado, de modo que mi movimiento y mi quietud estén completamente dirigidos por Ti.

3. Practicar el perdón y la reconciliación

El perdón y la reconciliación representan elementos clave tanto en las enseñanzas bahá’ís como en la rehabilitación de los 12 pasos.

Los escritos bahá’ís contienen numerosos consejos sobre el perdón: el perdón a los demás, a mí mismo y el perdón de Dios a todos nosotros. Sin embargo, a diferencia de algunas religiones, los bahá’ís piden perdón a Dios directamente, como señala este pasaje de Abdu’l-Bahá:

¡Oh Señor, poseedor de infinita misericordia! ¡Oh Señor de clemencia y perdón! Absuelve nuestros pecados, perdona nuestras faltas y haz que nos volvamos hacia el reino de poder y fuerza, humildes ante Tu altar y sumisos ante la gloria de Tus evidencias.

En los programas de rehabilitación de los 12 pasos, los pasos octavo y noveno consisten en hacer una lista de las personas a las que he hecho daño y, siempre que sea posible, enmendarles el daño. En 1973, la Casa Universal de Justicia escribió:

… si deseamos reconocer espontáneamente que hemos tenido la culpa en algo o que adolecemos de cierto defecto de carácter por el que pedimos perdón o disculpas de otra persona, somos totalmente libres de hacerlo.

4. Servir desinteresadamente a los demás

El servicio a los demás es una de las piedras angulares de la fe bahá’í, y también se fomenta firmemente en el paso 12 de la rehabilitación de los 12 pasos, a través del apadrinamiento y la ayuda a quienes recién empiezan. Participar en actividades de servicio puede fortalecer mi sentido de unidad con los demás y reforzar el principio bahá’í de trabajar por la unidad y la mejora de la humanidad.

5. Construir una comunidad de apoyo

Tanto la fe bahá’í como los programas de rehabilitación de 12 pasos hacen hincapié en la importancia de la comunidad y el compañerismo. Al participar en las reuniones de los 12 pasos, puedo construir una red de apoyo de personas con experiencia vivida, que entienden los retos de superar esos obstáculos y el valor del crecimiento espiritual. Este sentido de comunidad puede complementar mi participación en actividades bahá’ís y proporcionarme fuentes adicionales de ánimo y apoyo. La fe bahá’í me brinda muchas oportunidades de participar en la construcción de la comunidad: visitas a los hogares, reuniones devocionales, participación en las fiestas de la comunidad y en los días sagrados bahá’ís.

Participar en la rehabilitación de los 12 pasos ha mejorado significativamente mi práctica de la fe bahá’í al profundizar mi relación con Dios, fomentar diversas virtudes y reforzar mi conexión con los principios bahá’ís. Los valores compartidos de desprendimiento, perdón, servicio y construcción de comunidad proporcionan una base sólida para mi crecimiento personal y una comprensión más profunda de ambos caminos. Al integrar los principios esta rehabilitación en mi camino bahá’í, me estoy convirtiendo en una mejor bahá’í, viviendo más plenamente en consonancia con las enseñanzas y los valores de mi fe, a la vez que encuentro sanación y transformación en el proceso, ¡y estoy agradecida!

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