Encontrando una rutina matutina saludable

Hace poco, una amiga y yo nos reunimos para charlar sobre el estrés y la incertidumbre en nuestras vidas. Pero en lugar de revolcarnos en problemas que no podemos controlar, acabamos haciendo algo mucho más productivo: Redirigimos nuestras energías hacia el desarrollo de hábitos más saludables.

Redactamos listas de cosas en las que queremos trabajar, y surgieron una gran variedad de objetivos. Algunas cosas eran tan pequeñas como practicar una buena postura, otras eran mucho más complicadas, como reevaluar nuestra actitud hacia el dinero. También creamos una lista de cosas que queríamos hacer por la mañana para mejorar nuestra salud mental, emocional y espiritual, al tiempo que cuidábamos nuestro cuerpo. En la lista se incluía la meditación, las afirmaciones, la oración, los estiramientos, beber agua caliente con zumo de limón y ejercicios de abdominales.

En mi lista, también añadí la lectura de un pasaje de los escritos bahá’ís, como este, en el que en una carta escrita en nombre de Shoghi Effendi, el Guardián de la fe bahá’í, ofrecía un consejo útil a un bahá’í que luchaba contra el agotamiento emocional: “Si Ud. cuida mejor su salud y recupera sus reservas, ciertamente  sería mejor para Ud. y para su trabajo. De ese modo, su corazón sensible y deseoso, aunque todavía puede sufrir constantemente con y por otros, podrá resistir mejor sus pruebas, y Ud. no estará tan exhausto. Verdaderamente no es ninguna ventaja para su trabajo en la Causa no cuidar su salud”.

Aunque hacer nuestras listas era divertido, también me di cuenta de que era un testamento para amarnos a nosotras mismas, tanto física como espiritualmente.

Empezar la mañana con una rutina que nutra ambos aspectos de nosotros mismos requiere disciplina. Esta es una cualidad que sé que necesito reforzar. Tal vez sea porque soy parte de una generación profundamente impactada por las redes sociales y el fácil acceso al entretenimiento, o tal vez sea sólo un defecto personal, pero mantener una rutina consistente se ha convertido en un desafío para mí.

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Los escritos bahá’ís enfatizan la importancia de la disciplina para servir a la humanidad. Abdu’l-Bahá, el hijo del profeta y fundador de la fe bahá’í, Bahá’u’lláh, escribió:

No dejes que los deseos del yo encuentren un lugar dentro de ti; porque es seguro que cuando alcanzas la estación más alta de espiritualidad un deseo mundano puede causar tu caída. El espíritu es como un pájaro; cuando vuela en el aire siempre está ascendiendo. Pero el yo es como el cazador que está pensando todo el tiempo en cómo atrapar al pájaro.

Como cuando un pájaro está en el aire el cazador le apunta y lo derriba, así es con los deseos humanos en el alma. Verás que, con una flecha, un disparo, será derribado. Esta flecha es la conexión con este mundo, las ocupaciones de este mundo, los deseos de este mundo, los honores de este mundo. [Traducción provisional por Oriana Vento]

Desarrollar la capacidad de dedicarme a una tarea y cumplirla, aunque sea pequeña, se ha convertido en uno de mis objetivos personales para crecer internamente.

Aunque la lista que creamos fue escrita originalmente para beneficiarnos a nosotras mismas como individuos, he empezado a darme cuenta de cómo el cuidado de estos componentes de quienes somos puede beneficiar a aquellos con los que nos relacionamos.

Los bahá’ís creen que cada uno de nosotros tiene un doble propósito moral. Además de dedicar nuestras vidas individuales a nuestro propio desarrollo, los escritos bahá’ís también sugieren dirigirnos a la construcción de mejores comunidades.

Abdu’l-Bahá escribió:

Y el honor y distinción de la persona consisten en que, de entre toda la muchedumbre del mundo, se convierta ella en una fuente de bien social.

Pensando en ambos sentidos de propósito mientras trabajo para desarrollar estos hábitos saludables, siento que es más fácil tanto mejorar mi propia salud espiritual, mental y física, como contribuir al desarrollo de mi comunidad.