Las opiniones expresadas en nuestro contenido pertenecen al autor únicamente, y no representan puntos de vista de autoridad en la Fe Bahá’í.
Es fácil ver el mundo como un lugar desmoronado, y a nosotros mismos como irremediablemente separados los unos de los otros. Los medios de comunicación y a menudo nuestras conversaciones personales se centran en las complejas divisiones que existen entre nosotros.
¿Cómo podríamos, en cambio, centrarnos en las conexiones que podemos establecer y en los beneficios personales y sociales que obtendremos al estrechar nuestras relaciones?
RELACIONADO: Cómo el servicio comunitario ha creado amistades duraderas
En 2011, las Naciones Unidas declararon el 30 de julio como el día internacional de la amistad. Este día ofrece una oportunidad para que las organizaciones y los individuos promuevan la amistad como un camino hacia la paz.
La página web de la ONU dice sobre este día especial:
Nuestro mundo se enfrenta a muchos desafíos, crisis y fuerzas de división -como la pobreza, la violencia y los abusos de los derechos humanos- que socavan la paz, la seguridad, el desarrollo y la armonía social entre los pueblos del mundo.
Para hacer frente a esas crisis y desafíos, hay que abordar sus causas profundas promoviendo y defendiendo un espíritu compartido de solidaridad humana que adopta muchas formas, la más sencilla de las cuales es la amistad.
A través de la amistad… podemos contribuir a los cambios fundamentales que se necesitan urgentemente para lograr una estabilidad duradera, tejer una red de seguridad que nos proteja a todos y generar pasión por un mundo mejor en el que todos estemos unidos por un bien mayor.
¿Qué obtenemos de nuestras amistades? Tal vez hablemos o hagamos juntos cosas que nos gustan. Compartamos nuestras noticias y celebraciones felices. Nuestros amigos están ahí para nosotros en nuestros momentos más oscuros, con oídos atentos y corazones compasivos. Nos ofrecen ayuda, consejo si lo pedimos, y el beneficio de sus propias experiencias. Está claro que la amistad tiene múltiples y mutuos beneficios personales.
Las enseñanzas bahá’ís ofrecen una visión global de la amistad que va más allá de nuestro beneficio individual, diciendo que la unidad de la raza humana representa una parte esencial del plan de Dios para nosotros. Nuestras acciones individuales, cuando provienen de un verdadero deseo de conectar los corazones y construir la unidad, tienen efectos tanto inmediatos como de largo alcance.
Como bahá’í, he llegado a creer que pocas actividades son más importantes en nuestra vida colectiva que las simples acciones de amistad, que podemos llevar a cabo con cada persona en nuestras vidas.
De hecho, Abdu’l-Bahá, el hijo de Bahá’u’lláh, el profeta y fundador de la fe bahá’í, declaró rotundamente que la paz mundial comienza a nivel personal: «… La paz debe establecerse primero entre los hombres, hasta que al final conduzca a la paz entre las naciones».
En sus escritos, Abdu’l-Bahá también nos ofreció una idea sobre cómo podríamos empezar a crear esta paz: «… esforzaos todo cuanto podáis por crear… genuino amor, comunión espiritual y lazos perdurables entre las personas. Ésta es vuestra tarea».
Todos queremos «amor genuino, comunión espiritual y vínculos duraderos». Quizás tengamos muchos amigos, pero algunas de nuestras amistades pueden quedarse en un nivel superficial. Nos hacemos amigos de la gente por proximidad o por compartir intereses, y cuando nuestras circunstancias cambian, las amistades pueden terminar. En mis diversas mudanzas, he descubierto qué amistades eran superficiales y cuáles se basaban en una conexión más profunda. A menudo, había pasado muchas horas con alguien, en el trabajo por ejemplo, y nos considerábamos amigos, pero no mantuvimos el contacto después de mudarme, ya que nuestra asociación se basaba en la experiencia compartida y poco más.
El componente que falta puede ser una conexión espiritual del corazón. Abdu’l-Bahá hizo una distinción entre las asociaciones accidentales y la verdadera amistad basada en el amor:
Pero el amor que alguna vez existe entre amigos no es [verdadero] amor… Cuando sopla la brisa, el árbol tierno se inclina. Si sopla del este, el árbol se dobla hacia el oeste, y si sopla del oeste, el árbol se dobla hacia el este. Esta clase de amor tiene su origen en las circunstancias accidentales de la vida. Esto no es amor, es simplemente amistad; está sujeta a cambios. Hoy veis dos almas aparentemente unidas por sincera amistad, mañana todo puede cambiar.
Entonces, ¿cómo fomentamos las amistades basadas en una conexión más profunda? Tal vez comencemos con la intención de demostrar amor. En una charla que dio en París, Abdu’l-Bahá dijo: «Dejad que vuestro corazón se encienda con amorosa bondad hacia todos los que se crucen en vuestro camino».
¿Cómo podemos hacerlo? Los escritos bahá’ís nos animan a pensar en nuestras amistades en términos de servicio, una muestra de este amor efusivo: «Que en todo momento se preocupen por hacer una buena obra para alguno de sus congéneres, ofreciendo a alguien amor, consideración, atenta ayuda».
Ser bahá’í significa ser amigo de todos, abierto a todos, sin importar las diferencias. Abdu’l-Bahá escribió:
Que a nadie consideren como un enemigo o malqueriente, sino piensen en toda la humanidad como amigos, viendo al forastero como a un allegado, al extraño como a un compañero, permaneciendo libres de prejuicio, sin hacer distinciones.
RELACIONADO: Sanando el corazón roto a través de la verdadera amistad
Puede que deseemos tener amistades más diversas, pero nos encontramos con que la mayoría de nuestros amigos son similares a nosotros. Tal vez compartamos el mismo grupo étnico, el mismo nivel educativo, la misma situación socioeconómica y las mismas convicciones políticas. Pero podemos hacer un esfuerzo por ampliar nuestro círculo, sabiendo que es el mejor camino para todos. En un mensaje reciente, la Asamblea Espiritual Nacional de los bahá’ís de Estados Unidos escribió:
Los males del racismo, el materialismo y la decadencia moral solo se erradicarán mediante un amor que se traduzca en acción, acciones tales como desviarse deliberadamente de nuestro camino para entablar amistad con todos, apreciar las contribuciones indispensables de todos y unir las manos con todos en la creación de un nuevo mundo. [Traducción provisional por Oriana Vento]
El esfuerzo por conocer y hacer amigos fuera de nuestros círculos sociales habituales puede parecer menos difícil si recordamos que todos somos almas ante Dios, y que compartimos con todos los seres humanos del planeta aquellas cosas que nos hacen únicos. Todos tenemos alma. Sentimos las mismas emociones. Tenemos familias y seres queridos que nos importan. Todos deseamos encontrar un sentido, paz y dignidad. Nos gusta la música y el arte que nos levanta el ánimo. Nos encanta reír, y todos deseamos dar sentido a las circunstancias de nuestra vida y dar a los demás. Cuando elevamos nuestras conversaciones a lo que más importa, y llevamos a cabo juntos un servicio significativo a la humanidad, encontraremos caminos fáciles hacia la verdadera amistad.
También haremos bien en recordar que nuestro acuerdo en todos los asuntos no es un requisito previo para la amistad. Esto es importante en una época de polarización política. Tengo la política general de no hablar de política con amigos o familiares, para evitar las consecuencias desunificadoras y desagradables que pueden hacer que nos alejemos unos de otros, en lugar de unirnos. En su lugar, podemos centrarnos en lo que estamos de acuerdo y en los principios espirituales en juego, como recomendaba Abdu’l-Bahá:
Cuando os encontréis con personas cuyas opiniones difieren de las vuestras, no les volváis la cara… No permitáis que la diferencia de opinión, o la diversidad de pensamiento os distancien de vuestros semejantes, o que sea causa de discordia, de odio y rivalidad en vuestro corazón. Por el contrario, indagad diligentemente la verdad y haced de todos los seres humanos vuestros amigos.
Con todo esto en mente, te invito a que consideres hacer un plan personal para celebrar el Día Internacional de la Amistad el 30 de julio. Cada uno de nosotros puede llevar a cabo acciones sencillas y alegres:
- Preséntate a un vecino que aún no conozcas
- Invita a tu casa a algún amigo que te gustaría conocer
- Piensa en tus amigos actuales: ¿qué puedes hacer para reforzar esos vínculos? ¿Cómo puedes servir a tus amigos?
- Ayuda a tus amigos a conocer gente nueva reuniéndolos. La felicidad suele multiplicarse cuando las personas que quieres se conocen entre sí
- Inicia un proyecto de servicio con un grupo de amigos. Su experiencia de servicio compartida hará que su vínculo sea más fuerte
- Invita a un amigo a compartir una oración contigo, en persona o por teléfono
- Envía una tarjeta a un amigo que hace mucho tiempo no ves, o llama a alguien de quien hace tiempo no sabes nada. Diles lo que aprecias de ellos
- Reúne a un grupo para crear arte o música juntos mientras celebran la amistad
- Inicia una llamada de Zoom a un grupo de amigos: durante el último año, cinco de mis amigos se reunieron mensualmente para compartir rosas (fuentes de felicidad), espinas (desafíos) y brotes (cosas que esperábamos con ansias). Nuestra amistad se profundizó a medida que aprendíamos más sobre las vidas de los demás y nos apoyábamos en el crecimiento mutuo.
Por último, podemos difundir la palabra inspirando a otros a observar este día, teniendo en cuenta que, aunque pueda parecer algo pequeño, nuestros esfuerzos se verán confirmados y multiplicados. Como dicen las enseñanzas bahá’ís, ¡el deseo de la verdadera amistad es contagioso!
Si realmente deseáis amistad con todas las razas de la tierra, vuestro pensamiento, espiritual y positivo, se difundirá; se convertirá en el deseo de otros, fortaleciéndose cada vez más, hasta alcanzar la mente de todos los seres humanos.
Haz un nuevo amigo hoy, o acércate a un viejo amigo: harás felices al menos a dos personas.
Comentarios
Inicia sesión o Crea una Cuenta
Continuar con Googleo