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El renombrado psicólogo infantil Dr. Ali-Akbar Furutan, en su libro Madres, padres e hijos, sostiene que los hijos de padres divorciados sufren daños psicológicos irreversibles. ¿Es así?
La psicología es el estudio de la mente y el comportamiento, y evalúa cómo las personas se ven afectadas por su entorno, lo que repercute en su forma de comportarse. Dado que el entorno familiar ejerce la mayor influencia en la mayoría de nosotros, no es de extrañar que Furutan escriba: «Los cimientos de la moral, la forma de comportarse y la vida social de los niños se basan en la estructura familiar».
Hasta qué punto un hijo de padres divorciados sufre daños psicológicos puede ser difícil de medir. Los padres, atrapados en la crisis emocional de su matrimonio fallido, pueden no apreciar cómo su comportamiento antinatural e incluso hostil repercute en sus hijos. Incluso cuando los padres, antes de separarse, se esfuerzan por mantener una apariencia de civismo, el niño no puede evitar verse afectado por la atmósfera de distanciamiento, alejamiento y desunión que reina en el hogar. Según el Dr. Furutan, el desarrollo psicológico del niño se detiene cuando la seguridad del hogar se ve sacudida por la discordia o el divorcio, por ausencias prolongadas de la madre o el padre, o por asociaciones y comportamientos inadecuados de cualquiera de los progenitores.
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Los síntomas de los daños psicológicos provocados por el divorcio en los niños pueden desencadenar comportamientos aberrantes: rebeldía, resentimiento e inseguridad. Los signos a más largo plazo pueden manifestarse a veces en forma de comportamientos imprudentes, embarazos en la adolescencia, actividades delictivas y abuso de sustancias. Sin embargo, para ser justos, algunos hijos de padres divorciados pueden recuperarse de la crisis matrimonial y familiar y llevar una vida bastante normal y bien adaptada.
Según Abdu’l-Bahá, hijo y sucesor de Bahá’u’lláh, el profeta y fundador de la fe bahá’í, todos los niños desarrollan un gran potencial dentro de una unidad familiar amorosa y cohesionada:
Potencialmente, todo niño es la luz del mundo… por consiguiente, la cuestión de la educación debe ser considerada como de importancia primordial. Desde su infancia, el niño debe ser amamantado en el pecho del amor de Dios y criado en el abrazo de Su conocimiento, para que irradie luz, crezca en espiritualidad, se llene de sabiduría y erudición y adquiera las características de la hueste angelical.
Bahá’u’lláh mismo también escribió:
El hombre es el Talismán supremo. Sin embargo, la falta de educación adecuada lo ha privado de aquello que es suyo por derecho propio… Considerad al hombre como una mina rica en gemas de inestimable valor. La educación puede, ella sola, hacer que revele sus tesoros y permitir que la humanidad se beneficie de ellos.
Esto nos lleva a preguntarnos: ¿qué potencial se pierde cuando los padres se divorcian? En una época en la que la sociedad se ve acosada por el recrudecimiento del cambio climático, la corrupción política, los tiroteos, la discriminación racial y los desajustes económicos, la estabilización de los matrimonios ofrece un camino hacia una recuperación gradual. El progreso mismo de la sociedad depende de las palabras, las acciones, el cuidado y la atención de madres y padres hacia sus hijos.
El órgano de dirección mundial de los bahá’ís, elegido democráticamente, la Casa Universal de Justicia, escribió:
…los padres están en una situación crítica para conformar el desarrollo espiritual de sus hijos. No deberían jamás infravalorar su capacidad de moldear el carácter moral de los hijos. Pues ejercen una influencia indispensable a través del ambiente hogareño que crean conscientemente con su amor a Dios, el esfuerzo por ajustarse a Sus leyes, el espíritu de servicio hacia Su Causa… y la ausencia de los efectos corrosivos de la murmuración.
Un colega del Dr. Furutan, educador infantil desde hace muchos años, señaló en una charla que la atmósfera del hogar está contaminada por el veneno de la murmuración. Se origina, dijo, en asuntos no resueltos que supuran en el corazón y distancian a la pareja.
Las enseñanzas bahá’ís dicen que los conflictos entre marido y mujer deben resolverse mediante la consulta bahá’í. La Dra. Agnes Ghaznavi, psiquiatra familiar, explica en su libro Sexualidad, relaciones y crecimiento espiritual que los conflictos se acumulan en el corazón:
La mayoría de la gente no conoce el funcionamiento secreto de sus sentimientos y emociones. Sobre todo, no son conscientes de lo que ocurre con las emociones negativas y lo destructivas que pueden ser si se guardan en el corazón sin expresar el dolor o la decepción, la tristeza o la ira. Si estos sentimientos se reprimen (guardados en el corazón) crean estragos en nuestras emociones y en nuestro almacén de energía… La única manera de limpiar el corazón de emociones negativas es explicar su naturaleza a la pareja.
Instando a una pareja a preservar su matrimonio en una carta escrita en su nombre, el Guardián de la fe bahá’í, Shoghi Effendi, aconsejó en 1952:
A menudo sentimos que nuestra felicidad está en una determinada dirección y, sin embargo, si al final tenemos que pagar un precio demasiado alto por ella, podemos descubrir que en realidad no hemos comprado ni la libertad ni la felicidad, sino solo una nueva situación de frustración y desilusión. [Traducción provisional de Oriana Vento]
En una carta a una pareja cuyo matrimonio se estaba fracturando, la Casa Universal de Justicia dio este acertado consejo, diciendo que así es:
…es esencial que su esposo y usted entiendan que el matrimonio puede ser una fuente de bienestar que comunique un sentido de seguridad y de felicidad espiritual. Sin embargo, ello no se da por sí solo. Para que el matrimonio sea un refugio de contento se requiere la cooperación de los propios cónyuges y la ayuda de sus familias.
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Los bahá’ís intentan hacer de su matrimonio una fortaleza de bienestar, felicidad y seguridad. Esto no es sencillo ni fácil: requiere lealtad, paciencia y, sobre todo, amor sostenido, como describe esta charla atribuida a Abdu’l-Bahá:
El vínculo que une los corazones con la mayor perfección es la lealtad. Los amantes verdaderos, una vez unidos, deben mostrar la mayor fidelidad el uno con el otro… No dejéis que los incidentes y contratiempos efímeros de esta vida variable causen discordias entre vosotros. Cuando se presentan diferencias, consultad juntos y en secreto; no sea que otros aumenten el grano de polvo hasta convertirlo en una montaña, No guardéis en vuestros corazones resentimiento alguno, más bien explicad su naturaleza uno a otro con tanta franqueza y comprensión que desaparezca sin dejar ningún recuerdo… Ningún mortal puede concebir la unión y la armonía que Dios ha destinado para esposo y esposa. Nutrid continuamente el árbol de vuestra unión con el amor y el afecto, para que se mantenga siempre verde y floreciente en todas las estaciones y produzca frutos exquisitos para la curación de las naciones… Y cuando Dios os conceda hijos dulces y encantadores, consagraos a su instrucción y guía, para que ellos lleguen a ser flores imperecederas del rosedal divino…
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