Las opiniones expresadas en nuestro contenido pertenecen al autor únicamente, y no representan puntos de vista de autoridad en la Fe Bahá’í.
Me encanta una película que entretiene y habla sobre una verdad, despojando la capa de mundanidad que cubre la realidad mágica en la que vivimos.
Anoche tuve la suerte de ver una película que hizo eso: La Llegada. Me impresionaron las ideas profundas que retrata. Luego empecé a reflexionar sobre la similitud entre la película y las enseñanzas de la Fe Bahá’í. Si no ha visto la película, y no quiere que se revele nada de la trama, por favor no lea… todavía.
En La Llegada somos testigos de la llegada de una especie alienígena avanzada con una forma completamente desconocida de comunicarse, usando diseños circulares de tinta en lugar de letras y palabras. Después del difícil proceso de descifrar su lenguaje, Louise Banks, profesora de lingüística, descubre el propósito de los extraterrestres de venir a la tierra: unir a la humanidad; Y pedir a cambio la ayuda de la humanidad en tres mil años.
Después de ver la película me sentí muy inspirado por su mensaje, y reflexioné sobre lo profundo que sería si de hecho ¡una especie alienígena viniese a la Tierra para unirnos a todos!
Pero entonces reflexioné un poco más y recordé: alguien ha venido a la Tierra y transmitido este mismo mensaje. Más de un siglo y medio ha pasado desde que Bahá’u’lláh entregó el mensaje bahá’í de paz y unidad a la humanidad:
Sois los frutos de un solo árbol y las hojas de una sola rama. Trataos unos a otros con extremo amor y armonía, con amistad y compañerismo. ¡Aquel que es el Sol de la Verdad es Mi testigo! Tan potente es la luz de la unidad que puede iluminar toda la tierra. – Pasajes de los escritos de Bahá’u’lláh, página 324
Lo que el Señor ha dispuesto como el supremo remedio y el más poderoso instrumento para la curación del mundo entero es la unión de todos sus pueblos en una Causa universal, una misma Fe. – Ibíd., páginas 288-289
Me parece realmente desafortunado pensar que necesitaríamos tal acontecimiento cósmico dramático para volver nuestra atención a este mensaje. De hecho, ya ha sido entregado, pero como dice la Biblia, el mensajero que lo entregó vino como ladrón en la noche.
Bahá’u’lláh anunció el mensaje bahá’í de paz en el siglo XVIII. Incluso formalmente se dirigió a algunos de los líderes más prominentes del mundo: el emperador Napoleón III de Francia, la reina Victoria en Inglaterra, el Káiser Wilhelm I de Alemania, el zar Alejandro II de Rusia, el emperador de Austria Franz Joseph, el Papa Pío IX, el Sultán Abdul-Aziz del imperio otomano, y Nasiri’d-Din Shah de Persia. Sin embargo, los líderes políticos y religiosos del mundo ignoraron en gran medida la promesa de paz de Bahá’u’lláh y la advertencia de futuros conflictos.
Al reflexionar sobre su mensaje, La Llegada también me recordó la forma en que los mensajeros de Dios han sido tratados a lo largo de la historia. A pesar de que los alienígenas en la película no representan una amenaza evidente, gran parte de la humanidad los trata con sospecha y agresión. Del mismo modo, a través de los siglos, los profetas de Dios que han entregado la palabra de Dios al mundo han sido maltratados e incluso condenados a muerte. Jesús fue crucificado, el Báb fue ejecutado y Bahá’u’lláh encarcelado, a pesar de que todos ellos trajeron un mensaje de amor.
Piense, por un momento, en que un profeta de este tipo llegue desde el espacio exterior para entregarnos un mensaje: ¿prestaríamos atención?
Es igualmente increíble pensar en el hecho de que el misterioso acto de revelación ha ocurrido a lo largo de la historia aquí mismo en la Tierra. Pensar que el Dios invisible e incognoscible se comunica con la humanidad a través de un mensajero elegido de edad en edad ¡Eso es más extraño que la ficción!
Otro elemento común entre el cine y la fe es un lenguaje universal. En La Llegada los extranjeros nos traen la gran recompensa de su lengua – no sólo una nueva manera de comunicar, sino también una manera totalmente nueva de concebir de la realidad. La película presenta ese lenguaje extraño como un regalo para utilizar por todos nosotros. Bahá’u’lláh dijo que debería establecerse un lenguaje universal en todo el mundo como un medio de comunicación intercultural. Él instruyó a los futuros líderes:
… que elijan uno de los idiomas existentes o que inventen uno nuevo; y, de la misma manera, que adopten una escritura común que se enseñe a los niños en todas las escuelas del mundo, para que éste se convierta en una sola nación y un solo hogar. – Bahá’u’lláh, citado por J. E. Esselmont, Bahá’u’lláh y la nueva era, página 118.
Otro concepto en común entre la película y las enseñanzas bahá’ís es la idea de ver el final al principio. Dado que el lenguaje de los extranjeros permite al individuo percibir el tiempo de una manera circular y no lineal, pueden concebir el futuro. Esto a su vez afecta la forma en que se aproximan al presente. Las enseñanzas bahá’ís también hablan de esta idea mística:
… aquellos que transitan en los jardines del conocimiento, porque ven el fin en el principio, ven paz en la guerra y amistad en la ira. – Bahá’u’lláh, Los siete valles, página 36.
¡Las similitudes son sorprendentes!
La Llegada me recordó que la unidad de la humanidad es de suma importancia. ¡Es genial ver a los cineastas que tienen una visión positiva del futuro! Esperemos, al menos, que no sea necesario esperar a la llegada de una especie alienígena para unirnos a todos. Todos somos testigos de los signos de desunión que nos rodean, y también, la necesidad increíblemente acuciante de superar nuestras diferencias y unirnos.
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