Las opiniones expresadas en nuestro contenido pertenecen al autor únicamente, y no representan puntos de vista de autoridad en la Fe Bahá’í.
Los bahá’ís oran todas las mañanas y tardes, recitan una oración obligatoria al menos una vez al día y generalmente se esfuerzan por mantener una actitud de oración.
Como la mayoría de las actividades humanas, la cultura y la historia moldean la manera específica en la que oramos. ¿Pero cuál es el motivo subyacente de la oración? ¿Cuál es su poder? Algunos cantan o entonan, otros se quedan quietos, mientras otros saltan y bailan.
Los bahá’ís creen que entre la gran variedad de formas en que las personas pueden comunicarse o adorar a Dios, la oración infunde nuestras acciones diarias con una actitud de servicio a los demás.
Abdu’l-Baha dijo:
«…en la Causa Bahá’í, las artes, las ciencias y todos los oficios son [considerados como] adoración. La persona que fabrica un pedazo de papel con toda la habilidad de que es capaz, concienzudamente, concentrando sus fuerzas en perfeccionarlo, está alabando a Dios. En pocas palabras, todo esfuerzo y dedicación realizados por una persona con todo su corazón, es adoración, si están inspirados en motivos elevados y el deseo de servir a la humanidad. Esto es adoración: servir a la humanidad y proveer las necesidades de las gentes. El servicio es oración.Un médico atendiendo a los enfermos cariñosa, tiernamente, libre de prejuicios y creyendo en la solidaridad de la raza humana, está ofreciendo alabanzas.» – Abdu’l-Bahá , La Sabiduría de Abdu’l-Bahá , pág. 238.
Al vivir en una cultura en la que a menudo se me alienta a que simplemente me apresure a recorrer las diferentes partes de mi día, a centrarme en la productividad, normalmente definida por mi capacidad de ganar dinero, me resultaría difícil concebir incluso el minuto más detallado de mi agenda como un acto de adoración. Tal vez la pregunta tendría que ser, ¿cómo puedo imbuir en la actividad de responder correos electrónicos una actitud de adoración?
Parece, sin embargo, que prestar plena atención y buscar una forma de centrarse en cada momento presente es esencial. Si de alguna manera esto no es posible, incluso llegar al punto de luchar por la alcanzar la perfección y mostrar gratitud es probable que sea inverosímil. Si de alguna manera, podemos enfocarnos en el momento presente, mientras observamos a la perfección como un objetivo que no está basado en la ansiedad o centrado en el ego, entonces podemos lograr un estado de oración en acción.
Quizás otra manera de llevar una vida amable y espiritualmente fundamentada es ser consistente en la oración:
«Sed amables con todos los que os rodean y servíos mutuamente; ama ser justo y veraz en todos tus tratos; reza siempre y vive la vida de modo que el pesar no te alcance». – Abdu’l-Bahá, Abdu’l-Baha en Londres, pág, 82.
Los bahá’ís también creen que la calidad de una oración tiene influencia sobre el poder de esta:
«La oración más aceptable es aquella que se ofrece con la mayor espiritualidad y radiancia. Su prolongación no ha sido ni es apreciada por Dios. Cuanto más desprendida y pura sea la oración, más aceptable es en la Presencia de Dios». – El Bab , Selecciones de los Escritos del Báb , pág. 38.
Algunos podrían preguntar, ¿por qué? ¿Por qué tratar de lograr un estado de oración? ¿Por qué vale la pena intentar alcanzar una meta tan elevada? Las enseñanzas bahá’ís dicen que la oración alegra el alma:
«Alabado sea Dios, pues tu corazón está ocupado en la conmemoración de Dios, tu alma se regocija con las buenas nuevas de Dios y estás absorto en oración. El estado de oración es la mejor de las condiciones, pues el hombre entonces está en asociación con Dios. La oración ciertamente confiere vida, en especial cuando es ofrecida en privado y en momentos como la medianoche, cuando se está libre de las preocupaciones diarias». – Abdu’l-Bahá , Selecciones de los Escritos de Abdu’l-Bahá , pág. 152.
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