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¿Los budistas también esperan un «fin de los tiempos»? Aunque en Occidente probablemente pensemos que ese concepto es cristiano, está presente en todas las grandes religiones del mundo.
En el Cakkavatti Sihanada Sutta, que forma parte de los Largos Discursos Budistas, aprendemos que en el final de los tiempos los diez caminos del orden moral budista decaerán y serán sustituidos por diez caminos inmorales: violencia; asesinato; robo; mentira; maldad, abuso y charlatanería; codicia y mala voluntad; avaricia; y lujuria. Los versos dicen que durante estos tiempos:
… no existirá la palabra ’moral’, así que ¿cómo puede haber alguien que actúe de forma moral? Aquellas personas que no tengan respeto por la madre o el padre, por los ascetas y brahmanes, por el jefe del clan, serán los que disfruten de honor y prestigio. Al igual que ahora las personas que muestran respeto por la madre y el padre, por los ascetas y los brahmanes, por el jefe del clan, son alabadas y honradas, lo mismo ocurrirá con los que hagan lo contrario.
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En ese momento, dice el texto, aparecerá un nuevo Buda llamado Maitreya (sánscrito), Metteyya (Pāli) -o en algunos textos mahayana, Amitabha:
… surgirá en el mundo un Señor Bendito, un Arahant [alguien que ha alcanzado la etapa más alta de iluminación] plenamente iluminado Buda llamado Metteyya, dotado de sabiduría y conducta, un Bienhechor, Conocedor de los mundos, incomparable Entrenador de hombres para ser domados, Maestro de dioses y humanos, iluminado y bendito, tal como lo soy yo ahora. Él conocerá a fondo por su propio superconocimiento, y proclamará, este universo con sus devas y maras [dioses y gobernantes del deseo] y brahmas [dioses que se creen más poderosos de lo que son], sus ascetas y brahmanes, y esta generación con sus príncipes y personas, tal como yo lo hago ahora. Él enseñará el Dhamma [principios eternos de la religión], encantador en su principio, encantador en su mitad, encantador en su final, en el espíritu y en la letra, y proclamará, al igual que yo ahora, la vida santa en su plenitud y pureza. Él será atendido por una compañía de miles de monjes, así como yo soy atendido por una compañía de cientos.
¿Cuándo ocurrirá esto? Los budistas tienen la mente dividida. Hay versos en la literatura budista que indican que el Maitreya está cerca. Un verso del Abhidharmakosha en El Tesoro del Abhidharma, escrito por una de las mayores autoridades budistas de la antigua India, Vasubandhu, dice:
Los monjes y los seguidores de la corriente serán fuertes en su unión con el Dharma [las enseñanzas de Buda] durante 500 años después del Parinirvana [muerte y liberación final, nirvana] del Bendito [Sidhartha Buda]. En el segundo período de 500 años serán fuertes en la meditación; en el tercer período de 500 años serán fuertes en la erudición. En el cuarto período de 500 años solo se ocuparán de dar regalos. En el último o quinto período de 500 años solo verán peleas y reproches entre los monjes y seguidores. El Dharma puro se volverá entonces invisible (desaparecerá). – 4.12c. III.
Obsérvese que la suma de estos períodos es de 2.500 años, y como el Buda murió en algún momento alrededor del año 500 a.C., eso nos lleva a la actualidad.
Muchos comentaristas budistas afirman que la llegada de Maitreya se caracterizará por una serie de acontecimientos físicos. Por ejemplo, se predice que los océanos disminuirán de tamaño, lo que permitirá a Maitreya atravesarlos libremente. Ese acontecimiento, dicen, también permitirá desvelar el «verdadero» dharma a la gente, permitiendo a su vez la construcción de un nuevo mundo.
Las enseñanzas bahá’ís mantienen que Bahá’u’lláh, el profeta y fundador de la fe bahá’í, ha cumplido las profecías del regreso de Buda, así como las de los venerados fundadores de las religiones del mundo:
Las santas Manifestaciones que han sido fuentes fundadoras de los diversos sistemas religiosas están unidas y de acuerdo en sus propósitos y enseñanzas. Abraham, Moisés, Zoroastro, Buda, Jesús, Muhammad, el Báb, Bahá’u’lláh son uno en espíritu y realidad. Además cada Profeta cumplió la promesa de Aquel que vino antes que Él y, a su vez, cada Uno anunció a Aquel que habría de seguirle. – Abdu’l-Bahá, La Promulgación de la Paz Universal.
Así que volvemos a Daniel, que explicó que durante el final de los tiempos la gente se movería fácilmente de un lado a otro como si los océanos que separan a las personas se hubieran encogido – y cuya profecía de que el conocimiento se incrementaría enormemente en el final de los tiempos hace posible su transmisión (a través de la tecnología actual) a muchos miles de seguidores, no solo a cientos.
Como hemos visto, las mayores religiones de la Tierra nos revelan una escatología común. El plan de todas las religiones es reunirnos a todos, decidir entre nosotros, construir el reino de Dios en la Tierra, o, como dirían los budistas, reformar la moral que conduce al Camino.
El comienzo de este acercamiento, creen los bahá’ís, está ocurriendo ahora:
No tengáis en cuenta el presente, fijad la mirada en los tiempos por venir. Al comienzo, cuán pequeña es la semilla y, sin embargo, al final es un árbol enorme. No dirijáis la mirada a la semilla, dirigidla al árbol, a sus flores, a sus hojas y a sus frutos. Considerad los días de Cristo, cuando nadie le siguió salvo un pequeño grupo; luego observad qué enorme árbol llegó a ser esa semilla, ved sus frutos. Y ahora han de ocurrir cosas aún más grandes que ésas, pues éste es el llamamiento del Señor de las Huestes, ésta es la llamada de trompeta del Señor viviente, éste es el himno de la paz mundial, éste es el estandarte de la rectitud, confianza y entendimiento enarbolado entre la diversidad de los pueblos del planeta, éste es el esplendor del Sol de la Verdad, ésta es la santidad del espíritu de Dios mismo. Ésta, la más poderosa de las dispensaciones, envolverá toda la tierra, y bajo su emblema todos los pueblos se reunirán y encontrarán un abrigo común.
Paradójicamente, dado que la Fuerza que crea y dirige la vida es omnipresente, el impulso hacia la unidad y la plenitud religiosa puede parecer algo secular, y necesariamente así. No es que una religión con todos sus adornos culturales vaya a conquistarlo todo. Se está creando y descubriendo lentamente todo un nuevo orden. Todos estamos siendo conducidos hacia una unidad que solo gradualmente revelará sus antiguos y nuevos fundamentos religiosos.
Sin embargo, para llegar desde donde estamos hasta donde debemos estar, será necesario un despertar considerable. Somos como el amo de casa de la parábola de Jesús que está dormido cuando el Prometido viene como un ladrón en la noche. Puede que hayamos entrado en una nueva era, pero nuestro sueño hace que no seamos conscientes de ello. El ladrón ha venido, se ha llevado lo que quería (o a quien quería) y se ha ido mientras nosotros seguimos soñando.
Las enseñanzas bahá’ís dicen que, aunque su luz es aún tenue, el amanecer ha despuntado y un nuevo día está ante nosotros. Los viejos órdenes sociales se desmoronan a diario y en su lugar se establecen nuevas alternativas, normalmente imperfectas.
Sin embargo, podríamos ser más conscientes del proceso divino en curso y construir de forma más inteligente.
Ver realmente dónde estamos significa comprender más claramente cómo hemos llegado hasta aquí, cómo todas las religiones han sido siempre parte de un plan común -y por qué, aunque todas las religiones han participado en ese plan, ningún sistema religioso del pasado refleja adecuadamente los procesos globales que ahora están en marcha.
Esto nos lleva a los puntos principales de esta serie de artículos: examinar el papel de las religiones del pasado, aprender a verlas como parte de un plan común y comprender plenamente cómo deben evolucionar hacia algo más grande. En las próximas entregas, examinaremos y exploraremos esos apasionantes temas. Acompáñanos.
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