¿Puede una gran síntesis unir las religiones del mundo?

¿Qué podría unir las religiones del mundo? Los bahá’ís creen que un nuevo concepto llamado «revelación progresiva» puede reunir cada Fe como una sola.

La revelación progresiva -una de las enseñanzas centrales de la Fe Bahá’í – proporciona un marco conceptual para definir y relacionar los conceptos de Dios, mensajeros o profetas de Dios y la humanidad. El concepto de revelación progresiva también interpreta la intervención de Dios en la historia y establece una correlación entre el impulso de la revelación y el avance de la civilización.

‘Abdu’l-Bahá, el hijo mayor de Bahá’u’lláh, escribió:

La religión es la expresión exterior de la Realidad divina. Por tanto, debe ser viviente, vital, dinámica y progresiva. Si no tuviese movimiento y no progresase, estaría sin la vida divina; estaría muerta. Las instituciones divinas están continuamente activas y son evolutivas; por lo tanto, su revelación debe ser progresiva y continua. – La promulgación de la paz universal, página 152.

Shoghi Effendi, el Guardián de la Fe Bahá’í, escribió que la revelación progresiva es:

El principio fundamental enunciado por Bahá’u’lláh… es que la verdad religiosa no es absoluta sino relativa, que la Revelación Divina es un proceso continuo y progresivo, que todas las grandes religiones del mundo son de origen divino… – El día prometido ha llegado, página 3.

El concepto bahá’í de la Revelación Progresiva comienza con una creencia en la unicidad de Dios. Aunque Dios ha sido llamado por diferentes títulos – Alá, Yahvé, Brahma, etc. – los bahá’ís creen que todos esos nombres se refieren al mismo Ser, que ha creado el mundo y dado significado y propósito a toda la creación.

Las enseñanzas bahá’ís dicen que la esencia incognoscible de Dios es una realidad inaccesible, y por lo tanto el conocimiento del Creador es idéntico al conocimiento de Sus atributos. El conocimiento de Dios, entonces, puede ser alcanzado por el conocimiento de sus atributos, reflejado y visto en cada cosa creada. Sin embargo, la capacidad de reflejar los atributos de Dios no es compartida por todas las cosas creadas. Las formas más altas de la existencia fenoménica reflejan más de los atributos del Creador. Así, sólo las formas más altas y refinadas de la creación tienen la capacidad de reflejar la forma completa del conocimiento de Dios. Para los bahá’ís, estas formas más elevadas de creación son las «manifestaciones de Dios», los mensajeros y profetas divinos que traen a la humanidad nuestras grandes creencias. Bahá’u’lláh describe la estación de las manifestaciones de Dios en estas palabras:

Más aún, todo lo que hay en los cielos y en la tierra es prueba directa de la revelación dentro de sí de los atributos y nombres de Dios, ya que en cada átomo están encerradas las señales que dan testimonio elocuente de la revelación de aquella muy gran luz… Esto, en grado sumo, es verdad por lo que concierne al hombre… Y de todos los hombres son las Manifestaciones del Sol de la Verdad los más perfectos, los más distinguidos y los más excelsos. – El libro de la certeza, páginas 69-71

Los bahá’ís entienden las manifestaciones de Dios como los intermediarios entre Dios y la humanidad. Han venido de acuerdo a las necesidades de tiempo y lugar para proporcionar un medio para el desarrollo individual y colectivo de la humanidad revelando un conjunto de principios espirituales y sociales, llamados religiones. Los escritos bahá’ís identifican a Abraham, Krishna, Moisés, Zoroastro, Buda, Cristo, Muhammad, el Báb y Bahá’u’lláh como mensajeros de Dios.

Las enseñanzas bahá’ís también señalan que otros profetas y manifestaciones de Dios pueden haber existido en épocas pasadas y ciclos previos de la vida humana en la tierra. Cada cultura y civilización, dicen los escritos bahá’ís, participa de la guía de Dios.

Así que la revelación progresiva significa que la efusión de Verdad espiritual y guía del Creador no se detiene con ninguna religión en particular, sino que continúa eternamente, evolucionando y conduciendo a la humanidad hacia adelante. Eso significa que los bahá’ís no ven a Bahá’u’lláh como la última y final manifestación de Dios. Más mensajeros divinos vendrán en el futuro, al igual que la revelación divina es continua y el potencial para el progreso humano es infinito.