Las opiniones expresadas en nuestro contenido pertenecen al autor únicamente, y no representan puntos de vista de autoridad en la Fe Bahá’í.
Muchos estadounidenses se preguntan: «¿Qué debería pasar ahora?» tras la condena por asesinato del policía de Minneapolis Derek Chauvin en la muerte de George Floyd. La mayoría de los estadounidenses creen que el veredicto tiene un significado, pero difieren sobre cuál es ese significado.
RELACIONADO: Cómo respondieron los bahá’ís tras la muerte de George Floyd
He tenido presente lo que dijo Bahá’u’lláh, el profeta y fundador de la fe bahá’í, quien dijo: “El cielo de la sabiduría divina está iluminado con las dos luminarias de la consulta y la compasión, y el dosel del orden mundial se levanta sobre los dos pilares de la recompensa y el castigo.”
La Casa Universal de Justicia, el órgano de gobierno internacional de la fe bahá’í, señaló en 2017 que en Estados Unidos, en los últimos años, «las cuestiones de principios morales y las cuestiones de justicia se reducen a puntos de vista liberales o conservadores intratables, y el país está cada vez más dividido en líneas divergentes»- [Traducción provisional por Oriana Vento]. La reacción a la condena de Derek Chauvin por el asesinato de George Floyd es un ejemplo de ello.
Si obtenemos todas nuestras noticias de fuentes que coinciden con nuestros puntos de vista, reforzamos la división de la que habla la Casa de la Justicia. Pero tras la muerte de George Floyd en mayo de 2020, la Casa de la Justicia escribió que la atención que se estaba prestando a la justicia racial estaba «creando posibilidades de un marcado cambio social».
Creo que la oportunidad de cambio no reside únicamente en los esfuerzos por reformar el sistema policial o abordar el racismo sistémico en las fuerzas del orden y la cultura de la violencia contra las personas de color. La oportunidad de cambio podría encontrarse, sobre todo, como explica la Casa Universal de Justicia, en la «profunda alteración del pensamiento y la acción» que se requiere de todos los estadounidenses para encontrar un camino común hacia la comprensión de la unidad de la humanidad, el objetivo último de la fe bahá’í. La consulta bahá’í proporciona un camino.
Alejarse de la conversación conflictiva
En una carta de 2020, la Casa Universal de Justicia escribió que, en lugar de verse «arrastrados al conflicto y el enfrentamiento ―inútiles en última instancia― que caracterizan gran parte de los debates sobre los asuntos de la sociedad», deberíamos tratar de «descubrir ese precioso punto de unidad en el que perspectivas opuestas se solapan, y en torno al cual pueden confluir pueblos rivales».
Ayudar a los estadounidenses a encontrar «ese precioso punto de unidad» es la contribución que espero que todos podamos hacer al discurso sobre lo que viene, tras la rara condena de un agente de policía por el uso mortal de fuerza excesiva.
Bahá’u’lláh, el fundador de nuestra Fe, dijo con respecto al establecimiento de la paz mundial que llegaría el momento de «la celebración de una vasta asamblea que lo abarque todo» para encontrar soluciones a los problemas que obstaculizan la paz. Tal vez no estemos todavía preparados para una consulta mundial sobre la paz mundial, pero después de todo lo que ha ocurrido, Estados Unidos podría estar preparado para un debate a nivel nacional sobre el papel de la policía en nuestra sociedad, utilizando los principios de la consulta bahá’í como guía.
Como escribió la Casa Universal de Justicia, «No es posible… efectuar la transformación prevista por Bahá’u’lláh simplemente adoptando las perspectivas, prácticas, conceptos, críticas y lenguaje de la sociedad contemporánea»- [Traducción provisional]. Si se va a celebrar un debate de este tipo a nivel nacional, tendrá que llevarse a cabo con actitudes diferentes a las que hemos visto expresadas en nuestras noticias y medios de comunicación.
La Casa Universal de Justicia señala en otra carta que en este y tantos temas: «Se ha producido un endurecimiento de los puntos de vista, un aumento de la incivilidad, una falta de disposición a comprometerse o incluso a considerar perspectivas diferentes, y una tendencia a tomar partido automáticamente y a luchar», [Traducción provisional]. Necesitamos otro camino que nos permita utilizar este momento de la historia para impulsarnos juntos en nuestra búsqueda de la justicia social.
Adoptando el concepto bahá’í de la consulta
Los bahá’ís creen que la justicia y la unidad prevalecerán cuando nos dediquemos a «construir simultáneamente una sociedad ideal y a perfeccionar el comportamiento de los individuos», como dijo la Casa Universal de Justicia en una carta de 1999. Cuando utilizamos la consulta bahá’í para encontrar respuestas a los problemas de la sociedad, hacemos ambas cosas.
RELACIONADO: Reorientando el lenguaje sobre la raza
Esto no es fácil. Hay requisitos previos y principios que los que participan en la consulta deben observar para que el proceso produzca el tipo de resultados que los cambiará a ellos mismos y a la sociedad. Entre ellos están los siguientes:
- motivos puros
- desprendimiento
- humildad
- cortesía
- dignidad
- paciencia y longanimidad
- libre expresión de opiniones
- dejar de lado los sentimientos dolorosos cuando los puntos de vista son opuestos
- cuidado y moderación en la expresión de las ideas
- no menospreciar las sugerencias de los demás
Muchos de nosotros llegamos a las discusiones con lo que creemos que es la verdad en la mano. Nuestro objetivo es persuadir a los demás para que vean esa verdad. Esto solo produce conflicto, y el conflicto nunca traerá un cambio duradero.
La consulta elimina los elementos de disputa y las formas insistentes de expresar las ideas. Ya no tratamos de convencer a los demás de algo. Nos comprometemos en un proceso de unificación. Intentar llegar a un acuerdo sobre lo que hay que hacer mediante un proceso caracterizado por la fricción y la coerción solo conduce a una pseudounidad superficial. Puede establecer un acuerdo de algún tipo, pero no logra ninguna síntesis fundamental de pensamientos e ideas de la que todos se sientan parte. No se produce el crecimiento espiritual que se obtiene al practicar el desprendimiento, la humildad, la cortesía, etc. Podemos conseguir un acuerdo material, pero no uno espiritual.
Solo a través de la consulta bahá’í podemos «descubrir ese precioso punto de unidad en el que perspectivas opuestas se solapan, y en torno al cual pueden confluir pueblos rivales».
Para los bahá’ís, la verdad solo se encuentra después de haber tenido el beneficio de considerar los pensamientos, opiniones y puntos de vista de los demás. Pocos de nosotros creemos realmente que solo hay una respuesta correcta y que de alguna manera la hemos encontrado cuando todos los demás no lo han hecho. La consulta nos ayuda a normalizar las limitaciones de nuestra propia comprensión y la falibilidad de nuestras propias opiniones para que podamos beneficiarnos de las aportaciones de los demás. En cierto sentido, recurrir a la consulta puede ser liberador porque la carga de abordar los problemas se convierte en una carga compartida.
Bahá’u’lláh nos dice: «…ningún hombre alcanzará su verdadera posición si no es a través de la justicia. Ningún poder existirá si no es a través de la unidad. Ningún bienestar ni felicidad se logrará si no es a través de la consulta».
Encontrando la justicia a través de la consulta
Los bahá’ís reconocen la necesidad de la justicia para que nuestra sociedad proteja los derechos de todas las personas y les permita prosperar, pero la Casa Universal de Justicia dice que para que los individuos puedan contribuir al avance de la sociedad, «la justicia es ciertamente esencial para resistir las vanas imaginaciones y ociosas fantasías de las maquinaciones sociales y políticas, para ver la realidad con los propios ojos y para identificar los requisitos de un orden social equitativo. Pero también es esencial la unidad – forjada a través de procesos consultivos, que incluyen la acción y la reflexión – para lograr el poder necesario para un cambio social positivo»– [Traducción provisional].
La consigna de la fe bahá’í es «unidad en diversidad». La consulta no requiere que los implicados transijan con sus puntos de vista, pero sí nos pide que comprendamos que la diversidad humana significa que hay, necesariamente, una divergencia de pensamientos, opiniones, entendimientos y sentimientos. Nuestro aprecio por la diversidad significa que debemos respetar las opiniones de los demás aunque no estemos de acuerdo con ellas. Esta divergencia no es un signo de «estar equivocado» o «estar en lo correcto». Es una señal de que aún no hemos emprendido un proceso que nos permita encontrar dónde coinciden los distintos puntos de vista.
Como explicó Abdu’l-Bahá, el líder de la fe bahá’í tras la muerte de su padre, profeta y fundador Bahá’u’lláh, «… la consulta debe tener como meta la investigación de la verdad. Aquel que expresa una opinión no debería decir que es correcta y justa, sino presentarla como una contribución al consenso de opiniones, pues la luz de la realidad se hace aparente cuando coinciden dos opiniones. Cuando el pedernal y el eslabón se juntan salta una chispa».
Los bahá’ís creen que la humanidad está en un viaje evolutivo, cuyo objetivo final es la unidad, una unidad que producirá una sociedad pacífica y armoniosa que nutra a todos sus pueblos. Conducir nuestras vidas y nuestra sociedad con el beneficio de la consulta nos sitúa en un plano superior de desarrollo social y cultural hacia ese destino evolutivo.
Utilizar la consulta para resolver los problemas es un signo de la «madurez del don del entendimiento» o del intelecto, y el «poder del intelecto es uno de los mayores regalos de Dios» a los seres humanos.
Algunas de las personas implicadas en cuestiones de justicia racial afirman que ha cambiado muy poco la lucha por la justicia para los afroamericanos en los últimos 100 años aproximadamente, a pesar de los logros del movimiento por los derechos civiles. Creo que quienes hacen esta afirmación entienden que se han producido cambios legales y sociales positivos, pero lo que perciben es la falta de unidad real. Ese tipo de unidad solo puede darse, creen los bahá’ís, cuando la consulta forma parte del proceso.
La falta de una verdadera justicia racial es solo uno de los muchos y terribles peligros de nuestro mundo que ya no pueden ser ignorados. A medida que este proceso unificador cobre impulso, a medida que la gente aprenda por experiencia los beneficios de la consulta, a medida que participe en esta idea destacada en las enseñanzas bahá’ís, los problemas se superarán y la humanidad estará en el camino de la reestructuración total de la sociedad humana.
Comentarios
Inicia sesión o Crea una Cuenta
Continuar con Googleo