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¿Qué significa tener una visión mundial?

Duncan A. Thomas | Sep 8, 2022

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Duncan A. Thomas | Sep 8, 2022

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Durante algún tiempo he encontrado dos afirmaciones en las enseñanzas bahá’ís muy intrigantes y desafiantes. La primera dice: «Que tu visión abarque el mundo, en lugar de limitarse a tu propio yo».

Este pasaje, extraído de los escritos de Bahá’u’lláh, me desafía a pensar globalmente en todo lo que hago. Una forma de hacerlo es intentar evitar las cosas que son opuestas a «abarcar el mundo». Algunos estos aspectos opuestos se exponen de forma sorprendente en una segunda declaración, esta vez escrita en 1931 por el Guardián de la Fe bahá’í, Shoghi Effendi: «El llamado de Bahá’u’lláh está principalmente dirigido contra todas las formas de provincialismo, estrecheces y prejuicios”.

Lamentablemente, nuestro mundo puede sentirse dominado por mucho «provincialismo» y mucha «estrechez». ¿Cómo podemos entonces intentar cultivar una visión «abarcadora del mundo»? ¿Qué retos nos frenan y cómo podríamos superarlos?

Como sabemos, un desafío reciente -la pandemia de COVID-19- abarcó todo el mundo, nos afectó a todos y demostró lo globalmente interconectados e interdependientes que nos hemos vuelto. Lamentablemente, la «visión» que la mayoría de los gobiernos vieron para responder a ella incluía cosas que distaban mucho de ser «globales». Algunas estrategias impulsadas por los gobiernos privilegiaron a unas pocas naciones ricas en detrimento de otras, y la distribución desigual de las vacunas excluyó a los países y comunidades más pobres, prolongando la pandemia.

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Para mí, esto demostró que el hecho de que un problema sea global no necesariamente implica que va a ser abordado con una visión global. También dejó claro que la acción deliberada, incluyendo tener una visión anticipada, puede ser clave para resolver realmente los problemas en lugar de empeorarlos.

Del mismo modo, suponer que determinadas acciones darán lugar automáticamente a una visión mundial solo porque implican una escala global, puede que tampoco nos lleve a ello.

Un ejemplo podría ser pensar que las personas que viajan al extranjero pueden desarrollar automáticamente una visión global a partir de sus experiencias de viaje. Por otra parte, se podría suponer que las personas que, como yo, deciden emigrar económicamente para trabajar en diferentes partes del mundo, podrían desarrollar de forma natural una visión global de algún tipo.

Estas suposiciones parecen problemáticas. No todo el mundo puede permitirse un viaje internacional. El clima del planeta tampoco puede soportar que un mayor número de personas vuele internacionalmente, dados los perfiles de emisiones de las actuales tecnologías de transporte.

Una declaración de julio de 2020 de la comunidad mundial bahá’í también señala que, en promedio, solo un porcentaje muy pequeño de la humanidad emigra alguna vez a nivel internacional. Por tanto, es probable que la migración económica y los viajes internacionales por sí solos no puedan generar una visión mundial. Incluso si lo hicieran, es posible que no se produzca a la escala masiva necesaria para permitir que un tipo de mundo tan diferente se extienda universalmente.

Teniendo en cuenta lo que está ocurriendo en Ucrania, también es vital recordar que la gente suele emigrar porque se ve desplazada por conflictos u otras crisis. Este tipo de movilidad no es algo que deseemos ver más en el mundo.

Sin embargo, podemos ver algunas dinámicas subyacentes en estos patrones de migración y desplazamiento. La misma declaración de julio de 2020 calificó estos patrones como «expresiones de procesos más profundos de integración y desintegración que transforman nuestro mundo».

En mi caso, la integración ha estado presente durante décadas en la ciencia, a medida que las universidades se internacionalizan y aumenta la colaboración global de los investigadores. Para mi situación específica de ser alguien que trabaja en una universidad, esto permite una visión más «mundial» de mi carrera. En cambio, para los refugiados desplazados su visión puede ser simplemente de que aún persisten actitudes y comportamientos horribles en los que se considera aceptable hacer la guerra y disputar las fronteras y los recursos nacionales.

Al mismo tiempo, las enseñanzas bahá’ís sugieren que, en el futuro, «el flujo de bienes y personas de un lugar a otro» podría ser «mucho más libre que todo lo que existe ahora en el mundo en su conjunto», lo que significa que la movilidad probablemente tenga algún tipo de importancia en una «visión que abarque el mundo». Una parte inseparable de esta visión sostiene que ese futuro probablemente no existirá hasta que se produzcan cambios significativos en el funcionamiento del mundo. Shoghi Effendi explica que estos deben producirse tanto en la forma de comportarse de los individuos como en «la naturaleza de esas relaciones esenciales que deben unir a todos los estados y naciones como miembros de una sola familia humana».

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Volviendo a mi situación individual de trabajar en el extranjero, un reto al que tristemente me enfrento es que la gente suele preguntar: «¿cuándo vuelves a casa?». La suposición tácita es que el país en el que vivo es su casa, pero no la mía.

En su primera carta de diciembre de 1919 a una conferencia de paz en La Haya antes de la Segunda Guerra Mundial, Abdu’l-Bahá ofreció a la humanidad una idea de hogar mucho más global para superar este tipo de pensamiento:

…la superficie de la tierra es un solo país natal. Todos pueden vivir en cualquier punto del globo terráqueo … Cada área limitada, a la cual llamamos nuestro país natal, la consideramos como nuestra patria, mientras que el globo terrestre es la patria de todos y no alguna área restringida.

Cuando se trata de reformar «las relaciones que deben unir a todos los estados y naciones», como se ha mencionado anteriormente, deben producirse cambios profundos similares. Los escritos de Shoghi Effendi añaden considerables detalles a esta visión. En el siguiente pasaje, prescribe una serie de pasos que la humanidad debe emprender antes de poder funcionar realmente a escala mundial:

Un idioma mundial será inventado o seleccionado de entre los idiomas existentes, y será enseñado en las escuelas de todas las naciones federadas como auxiliar del idioma materno. Una escritura mundial, una literatura mundial, un sistema monetario y de pesas y medidas uniforme y universal simplificarán y facilitarán el intercambio y el entendimiento entre las naciones y razas de la humanidad… Un sistema mundial federado que gobierne toda la tierra y ejerza incuestionable autoridad sobre sus inimaginablemente vastos recursos, que combine y encarne los ideales tanto de Oriente como de Occidente, liberado de la maldición de la guerra y sus miserias, y dedicado a la explotación de todas las fuentes de energía disponibles en la superficie del planeta, un sistema en el que la Fuerza se ponga al servicio de la Justicia, cuya vida sea sostenida por el reconocimiento universal de un Dios único y por su lealtad a una Revelación común, tal es la meta hacia la cual avanza la humanidad, impelida por las fuerzas unificadoras de la vida. – El Orden Mundial de Bahá’u’lláh.

Esta visión expansiva combina elementos prácticos con el desarrollo espiritual, donde la humanidad reconoce universalmente a «un solo Dios» como fuente de todas las religiones. Por tanto, esta visión bahá’í de cambio de mentalidad se combina también con la superación de los obstáculos prácticos que pueden impedir que las personas lleguen a «abarcar el mundo» en sus actitudes y acciones mutuas. Esto incluye la necesidad de elegir o desarrollar un idioma auxiliar común para que la gente pueda comunicarse más fácilmente, así como adoptar una moneda universal y un sistema estandarizado de pesos y medidas.

La interdependencia entre la humanidad que establece instituciones que abarcan todo el mundo antes de poder «liberarse de la maldición de la guerra y sus miserias», miserias como el desplazamiento forzado de los pueblos, añade elementos adicionales a esta sorprendente visión.

Yo mismo, por supuesto, puedo seguir luchando a diario para intentar ser más «global». No obstante, sigo animado e inspirado por la visión que las enseñanzas bahá’ís pueden ofrecer a la humanidad, con su mezcla de sugerencias e inspiraciones individuales e institucionales, espirituales y prácticas.

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