Las opiniones expresadas en nuestro contenido pertenecen al autor únicamente, y no representan puntos de vista de autoridad en la Fe Bahá’í.
Es claro y evidente que, después de su muerte física, todos los hombres estimarán el valor de sus acciones y se darán cuenta de aquello que sus manos han hecho. ¡Juro por el Sol que brilla sobre el horizonte del poder divino! Los que son los seguidores del único Dios verdadero, en el momento en que abandonen esta vida, experimentarán tal gozo y alegría, que será imposible describir, mientras que aquellos que viven en error serán sobrecogidos por tal temor y estremecimiento, y se llenarán de tal consternación, que nada podrá exceder. – Bahá’u’lláh, Pasajes de los escritos de Bahá’u’lláh, página 196
Dos pensamientos se me ocurrieron al leer este pasaje de las enseñanzas bahá’ís: Dios ve y conoce cada acción cometida por cada ser humano; y nosotros tendremos que enfrentar en última instancia lo que hacemos a nosotros mismos y a otros. Cuando pienso en los crueles actos perpetrados entre seres humanos, entre humanos y animales, y entre humanos y la tierra misma, entiendo qué:
Hay dos clases de sanción: la venganza y el castigo. El hombre no tiene derecho de vengarse; pero la comunidad sí tiene el derecho de castigar al criminal, en cuyo caso el castigo tiene por objeto advertir y evitar que ninguna otra persona se atreva a cometer un crimen similar. – ‘Abdu’l-Bahá, Contestación a unas preguntas, página 323
Me da un gran alivio darme cuenta que si los individuos causan daño y no son castigados o penalizados en este mundo, entonces Dios hará algo al respecto en el otro mundo.
El otro pensamiento: Soy 100% responsable de todo lo que “he forjado”. Nadie más lo es. Espiritualmente, tengo que asumir la responsabilidad de lo que hago.
Si considero mi objetivo como bahá’í “experimentar tal gozo y alegría, que será imposible describir…”, entonces tengo que aplicar y tratar de vivir de acuerdo a las enseñanzas que me ayudan en este esfuerzo. Una de estas enseñanzas:
Pídete cuentas a ti mismo cada día, antes de que seas llamado a rendirlas; pues la muerte te llegará sin aviso y serás llamado a dar cuenta de tus actos. – Bahá’u’lláh, Las palabras ocultas, página 37
Cuando trato de pedirme cuentas a mí misma cada día, y ruego por perdón, eso debe significar que todos somos imperfectamente humanos y que a menudo nos quedamos cortos y fallamos:
Orad para que seáis perdonados, oh pueblo, por no haber cumplido vuestro deber para con Dios y por haber transgredido Su Causa, y no seáis de los necios. – Bahá’u’lláh, Pasajes de los escritos de Bahá’u’lláh, página 196
El acto de rendirse cuentas, que incluye explicar mis errores, mi desempeño y mis actos, me ayuda a ver honestamente cómo me estoy comportando y pensando en el ahora – no años atrás, no años por venir, sino que ahora mismo, cuando tengo la capacidad de iniciar un cambio más fácil e inmediato. Estas poderosas citas sobre el tema, en las enseñanzas bahá’ís, me ayudan a ser honesta conmigo misma:
Ruega a Dios te dé la comprensión madura que te permita distinguir entre las acciones loables y las dignas de censura. ¡Que la paz sea con aquel que sigue el camino de la guía! – Bahá’u’lláh, El llamamiento del Señor de las Huestes, página 212
La totalidad de la raza está sumergida en el mar de la Misericordia del Señor y todos somos los corderos de este Divino Pastor. Cualesquiera que sean las deficiencias que existan entre nosotros, deben ser remediadas. Por ejemplo, aquéllos que son ignorantes deben ser educados para que se llenen de conocimientos; los enfermos deben ser curados hasta que recuperen; aquéllos que son inmaturos deberán ser entrenados para que alcancen su madurez; aquéllos que se encuentran dormidos deberán ser despertados. Todo esto deberá llevarse a cabo a través del Amor y no por intermedio del odio y de la hostilidad. – ‘Abdu’l-Bahá, Fundamentos de la unidad mundial, página 115.
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