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Espiritualidad

¿Soñamos de manera aleatoria?

David Langness | Dic 24, 2016

PARTE 3 IN SERIES Viendo los sueños como guía espiritual

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David Langness | Dic 24, 2016

PARTE 3 IN SERIES Viendo los sueños como guía espiritual

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Casi todas las religiones mundiales comparten la creencia de que algunos sueños sean verdaderas revelaciones de lo divino, poniendo a las personas en contacto directo con una especie de ser, fuerza o realidad transpersonal. Kelly Bulkeley, ex presidente de la Asociación Internacional para el Estudio de los Sueños, en Dreaming in the World’s Religions: A Comparative History.

Durante muchos miles de años los seres humanos creyeron que los sueños nos daban acceso a otra realidad. Los antiguos buscaban activamente en sus sueños y visiones una forma de predecir el futuro, curar enfermedades, conectarse con sus ancestros o revelar la verdad. Aquellos que tenían sueños proféticos fueron a menudo elevados al estado de chamanes, jefes o curanderos. A manera de rito de iniciación los adolescentes, en camino a ser considerados adultos en sociedades tribales, salían en búsqueda de visiones, dónde soñar, ayunar y orar los llevaban a experimentar esa guía proveniente del mundo espiritual que les serviría durante toda su vida. Muchas culturas tradicionales tenían intensas relaciones místicas y prácticas con sus sueños, creyendo que la presencia del mundo de los sueños podría ser más real que la presencia inmediata del mundo físico.

Luego en el siglo XX, la teoría sicoanalítica de Freud propuso que los sueños representaban los deseos reprimidos en nuestro subconsciente, a menudo llenos de símbolos de nuestros deseos carnales secretos. Jung, estudiante de Freud, rechazó las teorías victorianas de su mentor, aseverando que los sueños sí se originaban en nuestro subconsciente y eran básicamente simbólicos y universales. Jung creía que los símbolos “arquetípicos” que vemos en nuestros sueños nos permiten una oportunidad nocturna de reflexionar sobre cómo somos durante la vigilia, resolver nuestros problemas y revisar cuidadosamente nuestros asuntos.

Más tarde, en 1973, dos investigadores llamados Allan Hobson y Robert McCarley tomando de Freud y Jung desarrollaron una teoría llamada hipótesis de activación-síntesis, que proponía que los sueños se originaban, sencillamente, de impulsos eléctricos al azar en el cerebro. Según ellos, esos impulsos tomaban imágenes de rastros de experiencias que almacenamos en nuestras memorias y luego, sostienen ellos, nuestras mentes durante la vigilia, siempre organizando las pensamientos, trataban de darle sentido a esas imágenes creado sus propias narrativas a partir de ellas.

sleeping-brainTodas estas teorías subjetivas son solamente teorías. Ninguna ha sido probada científicamente de manera concluyente. Miremos, pues, con mayor profundidad lo que en realidad ocurre en el cerebro mientras dormimos.

Primero, la realidad física: sabemos de manera científica que durante la fase REM del sueño, el cuerpo pasa por varios cambios fisiológicos. Se incremente la presión sanguínea, los latidos del corazón y la respiración se aceleran y el cerebro incrementa su actividad produciendo ondas alfa al mismo nivel o niveles mayores que durante la vigilia. Durante la fase REM del sueño y cuando soñamos activamente nuestros cuerpos generalmente se paralizan gracias a la producción de glicina de parte del bulbo raquídeo, un aminoácido que podría protegernos al impedir que hagamos lo que estamos soñando. Por ejemplo, los sonámbulos podrían contar con insuficiente glicina.

Segundo, la realidad mental, por lo menos hasta donde la ciencia ha podido determinar: muchos investigadores del sueño y de los sueños creen que los sueños a menudo pueden representar mucho más que el disparo al azar de las neuronas. El siguiente estudio reciente, que propone al sueño como una actividad cognitiva y no una actividad aleatoria, encontró que:

…se puede considerar los sueños como la posición por   “defecto” del cerebro activado cuando no se ve forzado en concentrarse en la realidad física y social por (1) estímulos externos y (2) el sistema del yo que nos recuerda quiénes somos, dónde estamos y qué tareas tenemos por delante. Esta posibilidad es apoyada por estudios de laboratorio que revelan la naturaleza de ensueño del pensamiento durante la transición de la vigilia al sueño.  (Foulkes & Vogel, 1965; Vogel, 1991; Vogel, Barrowclough, & Giesler, 1972). También es sostenida por observaciones sistemáticas que demuestran que los sueños pueden ocurrir en momentos de relajamiento durante el estado de vigilia cuando uno está quieto y echado en una habitación oscura, con el estado de conciencia controlado por EEG (Foulkes, 1999; Foulkes & Fleisher, 1975; Foulkes & Scott, 1973). Domhoff, The Case for a Cognitive Theory of Dreams, 2 de diciembre de 2014.

La mayoría de gente podría estar de acuerdo en que, al experimentar un sueño cognitivo, los pensamientos expresados no solo tenían sentido, sino que resultaban inspiradores, un conocimiento singular, una nueva idea o un nuevo curso de acción. Si usted alguna vez se despierta de un sueño con la sensación de asombro y sobrecogimiento, entonces ya sabe cómo se siente un sueño cognitivo. Un investigador prominente del sueño lo pone de la siguiente manera:

Durante muchos años, los investigadores (yo incluido) han utilizado métodos cuantitativos de análisis para estudiar el contenido de los sueños. Los hallazgos de estos estudios brindan evidencia convincente de que soñar no es “ruido” sin sentido, más bien es un modo de funcionamiento sicológico muy coherente. Kelly Bulkeley, New York Times, 2 de octubre de 2014.

Las enseñanzas bahá’ís comparten esta perspectiva, pero también diferencian entre los sueños al decir que no todos los sueños tienen significado profundo. Desde una perspectiva bahá’í, los sueños varían en su intensidad e importancia, lo que significa que ambas teorías principales podrían contener una parte significativa de la verdad. La hipótesis de la activación-síntesis podría dar cuenta de los sueños más aleatorios; y los sueños más simbólicos y significativos podrían provenir de una fuente más profunda y mística.

Pero más allá del debate, las enseñanzas bahá’ís dan un paso más al decir que la existencia de los sueños prueba que la realidad se extiende mucho más allá de lo que podemos percibir físicamente:

Aun más, el hombre ve en el mundo de los sueños. Viaja por los confines de los horizontes a pesar de que su cuerpo no se ha movido, que está aquí. Es aquella realidad en él quien efectúa los viajes, mientras su cuerpo duerme. No hay duda que otra realidad existe fuera de la exterior física. Aun otro ejemplo, una persona está muerta y ha sido depositada en su tumba. Después vosotros la veis en el mundo de los sueños y habláis con ella, a pesar de que su cuerpo descansa bajo la tierra. ¿Quién es la persona que vosotros veis en sueños, a quien habláis y quien también os habla? Esto nuevamente prueba que hay otra realidad diferente a la física que está muerta y sepultada. Luego, es evidente que en el hombre hay una realidad que no es el cuerpo físico. Algunas veces el cuerpo se debilita pero la otra realidad está en su estado normal. El cuerpo se echa a dormir, se torna como un muerto, pero la otra realidad continúa moviéndose, comprendiendo los hechos, expresándolos y además está consciente de sí misma. – ‘Abdu’l-Bahá, Fundamentos de la unidad mundial, página 119.

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