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Ciencia

¿Tiene límites el universo?

David Langness | Ago 2, 2021

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David Langness | Ago 2, 2021

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Muchos científicos coinciden ahora en que el universo comenzó con un «Big Bang», una expansión masiva de materia y energía que se produjo cuando una singularidad hiperdensa y sobrecalentada se convirtió en el universo conocido.

Este modelo cosmológico se basa en el rastreo de la expansión en curso del universo a través del tiempo, hace 13.800 millones de años, hasta un período en el que toda la materia y la energía podrían haber surgido de un estado inicial de densidad y temperatura extremas, en el que no se aplicaban las leyes de la física tal y como las conocemos hoy.

¿Cómo puede la ciencia ver tan lejos en el pasado? Bueno, la teoría del Big Bang sigue siendo solo una teoría en este momento, pero ofrece a los científicos una explicación completa y adecuada para toda una serie de observaciones y mediciones relacionadas con la luz, el calor, la radiación cósmica de fondo y la Ley de Hubble, la observación de que las galaxias más lejanas se alejan unas de otras a mayor velocidad.

La teoría del Big Bang tiene sentido si se tiene en cuenta un hecho destacado: sabemos que la distancia entre las galaxias está aumentando hoy en día, por lo que eso debe significar que las galaxias estaban más juntas en el pasado.

Pero no todos los científicos creen en la teoría del Big Bang. En primer lugar, el modelo cosmológico del Big Bang no explica qué causó la existencia de la energía, el tiempo y el espacio, sino que se limita a describir el nacimiento de nuestro universo actual a partir de un estado inicial ultradenso y de alta temperatura que los científicos no pueden «ver» más allá. Ese estado, según el físico Stephen Hawking, puede provenir de algo que denominó la «propuesta sin límites», en la que el tiempo y el espacio son finitos, pero no tienen límites ni puntos de partida o de llegada. (¿Quieres un rompecabezas difícil de resolver? Intenta visualizar eso…).

En segundo lugar, y quizás más importante, a algunos científicos de renombre que estudian los inicios del universo no les gusta mucho la teoría del Big Bang, porque solo podemos inferir su existencia en lugar de probarla. El Dr. Jim Peebles, profesor de la cátedra Albert Einstein, emérito de ciencias de la Universidad de Princeton, y co-ganador del Premio Nobel de Física 2019, dijo recientemente que no cree necesariamente en la teoría del Big Bang, debido a la falta de pruebas concretas de soporte: «Es muy desafortunado que se piense en el principio mientras que, de hecho, no tenemos una buena teoría de tal cosa como el principio».

Esto sugiere, al igual que las enseñanzas bahá’ís, que el universo puede no tener tal cosa como un principio:

Has de saber que una de las cuestiones más abstrusas de la divinidad es que el mundo de la existencia —es decir, este universo infinito— no tiene principio…

…la inexistencia absoluta carece de la capacidad de alcanzar la existencia. Si el universo fuese la nada absoluta, no se habría podido materializar la existencia. Por lo tanto, puesto que esa Esencia de la Unicidad, o Ser Divino, es perpetuo y eterno —es decir, no tiene principio ni fin— se deduce que el mundo de la existencia, este universo infinito, tampoco tiene principio… – Abdu’l-Bahá, Contestación a unas preguntas.

El mundo de la creación no ha tenido principio ni tendrá fin, porque es la arena en la que se manifiestan los atributos y cualidades del espíritu. ¿Podemos limitar a Dios y Su poder? Del mismo modo, no podemos limitar Sus creaciones y atributos. Al igual que la realidad de la divinidad es ilimitada, también lo son Su gracia y Sus bondades. [Traducción provisional por Oriana Vento] Abdu’l-Bahá, Filosofía Divina.

Algunos podrían verse tentados a comparar estas afirmaciones de las enseñanzas bahá’ís con otra teoría científica llamada «el modelo del estado estacionario», que también presupone la existencia eterna del universo. Pero una gran cantidad de pruebas, incluida la existencia de la omnipresente radiación cósmica de fondo, ha desacreditado hasta ahora en gran medida esa teoría. Las enseñanzas bahá’ís, en lugar de suscribir la teoría del Big Bang o el modelo de estado estacionario, dicen simplemente que el Creador no tiene principio ni fin y, por tanto, la creación tampoco los tiene:

La alabanza sea para Dios, el que Todo lo Posee, el Rey de gloria incomparable, alabanza que está inmensurablemente más allá del entendimiento de todas las cosas creadas, y exaltada sobre el alcance de las mentes humanas… Cuán indescriptiblemente elevadas son las muestras de su consumada fuerza, de las cuales un solo signo, por más insignificante que sea, debe trascender la comprensión de todo lo que ha sido creado desde el principio que no tiene principio, y sea creado en lo futuro hasta el fin que no tiene fin…

…Las maravillas de su munificencia nunca podrán cesar, ni la corriente de su misericordiosa gracia podrá jamás ser detenida. El proceso de su creación no ha tenido principio ni podrá tener fin. – Bahá’u’lláh, Pasajes de los escritos de Bahá’u’lláh.

Entonces, ¿por qué debería importarnos todo esto? ¿Qué hace que una remota cuestión científica y teológica sobre el pasado lejano y el origen o no origen del universo sea importante? Como señalan las enseñanzas bahá’ís, estas preguntas científicas iluminan un concepto de importancia crítica: si el universo mismo no tiene fin, entonces nosotros tampoco:

El alma no es una combinación de elementos, no se compone de muchos átomos, sino de una sustancia indivisible y, por consiguiente, eterna. Está completamente fuera del orden de la creación física. ¡Es inmortal!

La filosofía científica ha demostrado que un elemento simple («simple», en el sentido de «no compuesto») es indestructible, eterno. El alma, al no ser una composición de elementos es, por naturaleza, un elemento simple y, por consiguiente, no puede dejar de existir. – Abdu’l-Bahá, La sabiduría de Abdu’l-Bahá.

Si reflexionas sobre esta relación entre el universo ilimitado y tu espíritu humano ilimitado, podrás ver y empezar a entender lo que Bahá’u’lláh y todos los profetas anteriores a él proclamaron:

Acerca de tu pregunta concerniente al origen de la creación. Sabe con toda seguridad que la creación de Dios ha existido desde la eternidad y continuará existiendo para siempre. Su principio no ha tenido principio y su fin no conoce fin. Su nombre, el Creador, presupone una creación, así como su título, el Señor de los Hombres, implica la existencia de un siervo. Bahá’u’lláh, Pasajes de los escritos de Bahá’u’lláh.

Sabe tú ciertamente que el alma después de su separación del cuerpo, continuará progresando hasta que alcance la presencia de Dios, en un estado y condición que ni la revolución de las edades y siglos, ni los cambios o azares de este mundo pueden alterar. Perdurará tanto como el Reino de Dios, su soberanía, su dominio y fuerza perduren. Bahá’u’lláh, Pasajes de los escritos de Bahá’u’lláh.

Al igual que la creación, el alma humana existe eternamente. El reconocimiento de este hecho, por parte de cada persona, crea la conciencia que más puede cambiar nuestra vida. La fe bahá’í nos recuerda a todos que cada uno de nosotros tiene un alma eterna:

El concepto de la aniquilación es factor de degradación humana, origen de bajeza y menosprecio, fuente de temor y abyección humanos. Ha conducido a la dispersión y debilitamiento del pensamiento humano, mientras que el reconocimiento de la existencia y continuidad ha elevado al hombre a la sublimidad de los ideales, ha establecido las bases del progreso humano y estimulado el desarrollo de las virtudes celestiales; por tanto, concierne al hombre abandonar todo pensamiento de inexistencia y muerte que es absolutamente imaginario y verse a sí mismo inmortal, eterno en el propósito divino de la creación. Debe abandonar ideas que degradan el alma humana, para que día a día y hora a hora pueda elevarse más y más hacia la percepción espiritual de la continuidad de la realidad humana. Abdu’l-Bahá, La promulgación de la paz universal.

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