Las opiniones expresadas en nuestro contenido pertenecen al autor únicamente, y no representan puntos de vista de autoridad en la Fe Bahá’í.
Considere estas últimas líneas del consejo de ‘Abdu’l-Bahá a una mujer quien buscaba “una regla con la cuál guiar su vida”.
Recita los versículos de la guía. Ocúpate en la adoración de tu Señor y disponte a conducir a las gentes rectamente. Desata la lengua y enseña, y haz que tu rostro reluzca con el fuego del amor de Dios. No descanses ni por un momento, ni te des respiro. – ‘Abdu’l-Bahá, Selección de los escritos de ‘Abdu’l-Bahá, página 45
Cuando leí esta parte del consejo de ‘Abdu’l-Bahá a mi hijo de seis años, él pidió una explicación. Pasé con él, una frase a la vez, para ver si podíamos entender.
«Recita los versículos de la guía», le dije, «significa leer los escritos bahá’ís en voz alta, y decir las oraciones».
«Está bien,» dijo, asintiendo. Ya habíamos leído libros bahá’ís durante bastante tiempo, de modo que uno le parecía fácil.
«Ocúpate en la adoración de tu Señor y disponte a conducir a las gentes rectamente», leyó en voz alta. Ese no necesitaba mucha explicación, excepto una palabra. – ¿Qué significa «rectamente»? -preguntó.
– Significa «en la dirección correcta» – dije. Él asintió cuando lo entendió.
«Desata la lengua y enseña…» leyó. Parecía perplejo por aquello.
«Creo que ‘Abdu’l-Bahá quiere decirnos que debemos decirles a otras personas acerca de estas reglas de vida», dije.
«Y acerca de Bahá’u’lláh«, dijo mi hijo.
«Está bien,» dije. Él rio. Seguimos leyendo: «… y haz que tu rostro reluzca con el fuego del amor de Dios. » En ese momento, mi muchacho me miró sonriendo.
¿Sabes cómo resuenan para siempre algunos momentos de la vida? Ese momento, mientras la cara feliz y alegre de mi pequeño hijo me miraba, era uno de ellos. Me recordó el consejo de Cristo de «ser como niños pequeños». Sus corazones puros y amorosos sirven como ejemplo brillante para cada uno de nosotros.
Luego preguntó: «¿Significa esto nunca dormir?», Refiriéndose a la siguiente advertencia de ’Abdu’l-Bahá, a «No descanses por un momento», y «no re des respiro».
«Creo que eso es lo que se llama una metáfora», dije. «Es un consejo fuerte, y significa que no pierdas tu tiempo. Significa hacer todo lo posible para desarrollar todas estas cualidades espirituales «.
Mi hijo pensó en ello, pensando en todo. Podía ver su concentración y su sinceridad. Mientras pensaba en el consejo de ‘Abdu’l-Bahá, le leí la última línea de la carta:
Así llegarás a ser un signo y símbolo del amor de Dios y un estandarte de Su gracia. – Ibid., página 45
«Un estandarte es como una bandera, ¿verdad?», Me preguntó.
«Sí, eso es correcto.»
«¿Qué significa ser una bandera de Su gracia?», Preguntó.
«Creo que significa ser un emblema, un signo y un símbolo, como dice ‘Abdu’l-Bahá. Significa ser audaz. Así es como pienso en ello, de todos modos.”
«Tal vez», dijo mi hijo, «significa volar alto en la asta de la bandera y ondear para que todos puedan verte».
Eso me recordó una oración bahá’í, que dijimos juntos:
¡Oh Dios, mi Dios! Este es Tu siervo radiante, Tu cautivo espiritual, que se ha acercado a Ti y se ha aproximado a Tu presencia. Ha vuelto su rostro hacia Ti, reconociendo Tu unicidad y confesando Tu singularidad, y ha hecho llamamientos en Tu nombre entre las naciones y ha conducido a las gentes hacia las aguas fluyentes de Tu misericordia. ¡Oh Tú, generosísimo Señor! A quienes lo han pedido él les ha dado de beber del cáliz de guía que rebosa con el vino de Tu gracia inmensurable.
Oh Señor, ayúdale en todas las condiciones, hazle conocer Tus bien guardados misterios y derrama sobre él Tus perlas ocultas. Haz de él una enseña que ondea en lo más alto de los castillos a los vientos de Tu socorro celestial; haz de él un manantial de aguas cristalinas.
¡Oh mi Señor perdonador! Enciende los corazones con los rayos de una lámpara que los vierte por doquier, revelando las realidades de todas las cosas a aquellos de entre Tu pueblo a quienes tú has favorecido generosamente.
¡En verdad Tú eres el Poderoso, el Potente, el Protector, el Fuerte, el Benéfico! ¡En verdad Tú eres el Señor de todas las misericordias! – ‘Abdu’l-Bahá, Oraciones bahá’ís, páginas 77-78
Comentarios
Inicia sesión o Crea una Cuenta
Continuar con Googleo