Las opiniones expresadas en nuestro contenido pertenecen al autor únicamente, y no representan puntos de vista de autoridad en la Fe Bahá’í.
Generalmente, la mayoría de las personas estarían de acuerdo con la frase «unidad en diversidad», pero muchos se apresurarán a agregar que otro aspecto debe desarrollarse primero para poder alcanzarla: la justicia.
Para la justicia es necesario que comprendamos los problemas de nuestra comunidad, y para hacerlo, debemos estudiar su historia. Solo así podremos comprender verdaderamente las luchas de personas de diferentes razas, las injusticias que sufrieron las minorías en el pasado y que aún sufren en el presente. Entonces, si estamos realmente comprometidos con una sociedad justa, debemos estar dispuestos a hacer sacrificios para garantizar que todos tengan la oportunidad de prosperar.
Para construir una sociedad verdaderamente unificada, dicen las enseñanzas bahá’ís, todos deben tener voz y todos tienen derecho a esperar y recibir justicia:
La luz de los hombres es la Justicia. No la extingáis con los vientos contrarios de la opresión y la tiranía. El propósito de la justicia es hacer surgir la unidad entre los hombres. – Bahá’u’lláh, Las tablas de Bahá’u’lláh, pág. 43.
Ningún resplandor puede compararse con aquel de la justicia. La organización del mundo y la tranquilidad de la humanidad dependen de ella. – Bahá’u’lláh, citado por Shoghi Effendi en El advenimiento de la justicia divina, pág. 28.
Reconocer la diversidad con justicia puede ser un desafío para aquellos que se encuentran en el poder, porque hacerlo también significaría que reconocemos las desigualdades en nuestra sociedad y la forma en que algunos se han beneficiado a costa de otros. Llegar a la unidad requiere hacer el trabajo desafiante de luchar por la justicia mediante la creación de oportunidades para los marginados.
La diversidad fortalece a la humanidad. La diversidad funciona, ¡y la investigación lo confirma! En las empresas, se reconoce cada vez más que la diversidad y la inclusión producen mejores resultados comerciales. Con el fin de capitalizar la diversidad de la raza humana, las empresas que incluyen una miríada de perspectivas únicas en la configuración de su futuro colectivo, y que cultivan una cultura de inclusión, tienden a prosperar.
Cuando vemos la diversidad no como un problema, sino como una oportunidad, cuando vemos a los grupos minoritarios no como grupos vulnerables, sino más bien como recursos, entonces podemos comenzar a ver el verdadero poder compartido y comenzar a aprovechar el poder de una diversidad, con un enfoque polifacético de resolución de problemas. Las enseñanzas bahá’ís ven la diversidad exactamente de esta manera, como un beneficio para todos:
Considera las flores de un jardín: aunque son diferentes en tipo, color, forma y aspecto, sin embargo, por cuanto son refrescadas por las aguas de una sola fuente, son vivificadas por el soplo de una sola brisa, son vigorizadas por los rayos de un único sol, esta diversidad aumenta su encanto y realza su belleza. Así, cuando surte efecto esa fuerza unificadora que es la penetrante influencia de la Palabra de Dios, la diferencia de costumbres, actitudes, hábitos, ideas, opiniones y disposición embellece el mundo de la humanidad. Esta diversidad, esta diferencia es como la disimilitud y la variedad creadas por naturaleza en los miembros y órganos del cuerpo humano, ya que cada uno de ellos contribuye a la belleza, la eficacia y perfección del todo. Cuando estos diferentes miembros y órganos se someten a la influencia del alma soberana del hombre y el poder del alma penetra las extremidades, los miembros, las venas y arterias del cuerpo, entonces la diferencia refuerza la armonía, la diversidad fortalece el amor y la multiplicidad es el más grande factor de coordinación.
¡Qué desagradable sería para la vista si todas las flores y plantas, todas las hojasy capullos, los frutos, las ramas y los árboles de ese jardín fueran todos de la misma forma y color! La diversidad de tonos, de forma y aspecto enriquece y adorna el jardín, y realza su efecto. De la misma manera, cuando se reúnen diferentes matices de pensamiento, de temperamento y carácter, y se someten al poder y la influencia de un único organismo central, se revelarán y pondrán de manifiesto la belleza y la gloria de la perfección humana. Nada que no sea la potencia celestial de la Palabra de Dios, la cual gobierna y trasciende la realidad de todas las cosas, es capaz de armonizar los pensamientos, sentimientos, ideas y convicciones divergentes de los hijos de los hombres. En verdad, aquélla es el poder que penetra todas las cosas, el motor de las almas y el unificador y regulador en el mundo de la humanidad. – Abdu’l-Bahá, Selecciones de los escritos de Abdu’l-Bahá, pág. 218.
Para afirmar y celebrar la diversidad racial, podemos comenzar examinando cuidadosamente las formas en que el racismo sistémico nos impacta como individuos y como comunidad. Entonces, ¿podemos comenzar a crear oportunidades para una interacción positiva a fin de generar confianza y cohesión social? Cuando participamos en interacciones transculturales significativas, nos volvemos más intencionales para promover la unidad en diversidad.
A veces esto requerirá aprender a sentirse cómodo con la incomodidad, debemos aceptar que lograr la verdadera diversidad no será fácil, pero es un proceso importante y valioso para una sociedad justa.
Y aun más importante, debemos considerarnos como iguales dentro de una gran familia humana. Solo entonces el sufrimiento de otra persona se convertirá en nuestro sufrimiento. Solo entonces veremos cómo la desunión y la discordia racial nos lastiman a todos. Solo entonces reconoceremos la verdad de la unidad de la humanidad:
Dejemos los argumentos discordantes que se refieren a las formas exteriores, y reunámonos para apresurar el establecimiento de la Divina Causa de la unidad, hasta que toda la humanidad se considere a sí misma como una sola familia, unidos todos en el amor. – Abdu’l-Bahá, La sabiduría de Abdu’l-Bahá, pág. 156.
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