¿También predicen el fin de los tiempos las religiones orientales?

¿Acaso las religiones orientales no abrahámicas -el budismo y el hinduismo, en particular- también hablan del «fin de los tiempos», cuando la humanidad se reunirá, se revelarán un cielo y una tierra nuevos? Efectivamente, así es.

Empecemos por el hinduismo, que habla de la reunión de la humanidad en el contexto de las edades cíclicas. La mayoría de los hindúes creen que ahora estamos en la era Kali, una época de oscuridad e inmoralidad. Según la profecía hindú, esta era llegará a su fin con la aparición de un salvador o avatar llamado Kalki, título que significa «Destructor de la suciedad o el pecado». Kalki, según las profecías hindúes, reunirá a la gente y establecerá la justicia y los derechos en la Tierra.

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Este conocido pasaje del Cuarto Discurso del Bhagavad Gita habla de la reaparición periódica y cíclica de avatares como Krishna:

Siempre que hay decadencia de la rectitud… y hay exaltación de la injusticia, entonces Yo mismo salgo… para destruir a los malhechores, para establecer firmemente la rectitud, nazco de edad en edad.

Encontrarás un tema similar en los Puranas, la voluminosa colección de escrituras hindúes que habla de la creación, las prácticas, las genealogías y las profecías. Este ejemplo concreto procede del Vishnu Purana 4.24:

Cuando las prácticas enseñadas por los Vedas [las cuatro principales escrituras hindúes] y las instituciones de la ley casi hayan cesado, y el fin de la era de Kali esté cerca, una porción de ese ser divino que existe por su propia naturaleza espiritual en el carácter de Brahma [el Creador], y que es el principio y el fin, y que comprende todas las cosas, descenderá sobre la tierra. Nacerá como Kalki en la familia de un eminente brahmán de la aldea de Sambhala [un reino mítico en el interior de Asia], dotado de las ocho facultades sobrehumanas. Con su irresistible poder destruirá a todos los bárbaros, ladrones, y a todos aquellos cuyas mentes estén entregadas a la iniquidad. Entonces restablecerá la rectitud en la tierra; y las mentes de los que vivan al final de la era de Kali se despertarán y serán tan pelúcidas como el cristal. Los hombres así cambiados en virtud de ese tiempo peculiar serán como las semillas de los seres humanos y darán nacimiento a una raza que seguirá las leyes de la era Krita, la Era de la Pureza.

Los Vedas enseñan que cuando la obediencia a la práctica y a las leyes hindúes casi haya cesado, cuando las antiguas estrellas de la guía celestial ya no sean eficaces, entonces, aparecerá un Prometido y comenzará un nuevo ciclo. 

¿Cuándo ocurrirá eso? Los bahá’ís creen que ese nuevo ciclo revelador ya ha comenzado, iniciado por la aparición de Bahá’u’lláh, el más reciente mensajero de Dios:

La Revelación proclamada por Bahá’u’lláh, creen Sus seguidores, es divina en origen, omnímoda en su alcance, amplia en su perspectiva, científica en su método, humanitaria en sus principios y dinámica en su influencia sobre los corazones y las mentes de los hombres. Conciben que la misión del Fundador de su Fe es proclamar que la verdad religiosa no es absoluta sino relativa, que la Revelación Divina es continua y progresiva, que los Fundadores de todas las religiones pasadas, aunque diferentes en los aspectos no esenciales de sus enseñanzas, «habitan en el mismo Tabernáculo, se elevan en el mismo cielo, están sentados en el mismo trono, pronuncian el mismo discurso y proclaman la misma Fe». – Shoghi Effendi, Summary Statement – The World Religion. [Traducción provisional por Oriana Vento]

El advenimiento de Bahá’u’lláh, y el establecimiento de la fe bahá’í que abarca el mundo, cumple estas profecías hindúes. El Avatar que los hindúes esperan no es solo para ellos – su soberanía ha de establecerse sobre toda la Tierra y la justicia que trae es para todos.

Otro purana hindú también subraya el carácter mundial del advenimiento prometido y la transformación espiritual del mundo en los últimos tiempos. El Brahma-Vaivarta dice:

Oh Ganges, todo el planeta se convertirá en una vista de peregrinación por la presencia de Mis devotos, aunque hayan sido pecadores. – Krsna-Janma-Khandam, capítulo 129:55.

Lo mismo ocurrirá con los lugares de peregrinación y con el mundo entero. Aquellos adoradores inteligentes de Mi mantra [palabras devocionales] que participen de Mis restos [devotos remanentes] lo purificarán todo. – Ibídem, 129:57.

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Así, los hindúes esperan una transformación mundial, iniciada por un Avatar que reúna a toda la humanidad para el juicio, en una época muy parecida a la nuestra. Shoghi Effendi, escribiendo en su libro Dios pasa, caracterizó clara y convincentemente esa transformación mundial:

…la Revelación identificada con Bahá’u’lláh deroga incondicionalmente todas las Dispensaciones anteriores a ella, sostiene sin contemporizaciones las verdades eternas que atesoran, reconoce firme y absolutamente el origen divino de sus Autores, preserva intacta la santidad de sus Escrituras auténticas, desautoriza cualquier intención de rebajar la dignidad de sus Fundadores, o de aminorar los ideales espirituales que inculcan, clarifica y correlaciona sus funciones, reafirma su propósito común, inalterable y fundamental, reconcilia sus títulos y doctrinas en apariencia divergentes, reconoce prontamente y con gratitud sus aportaciones respectivas al despliegue gradual de una Revelación divina, reconoce sin vacilar no ser sino un eslabón en la cadena de Revelaciones continuamente progresivas, suplementa sus enseñanzas con las leyes y mandamientos que se adecuan a las necesidades imperiosas y que vienen dictadas por la receptividad creciente de una sociedad en rápida evolución y cambio constante, y proclama su disposición y capacidad de fundir e incorporar a las sectas y facciones rivales en que han caído en una Hermandad universal, que ha de funcionar dentro del armazón, y de acuerdo con los preceptos de un Orden divinamente concebido, integrador y redentor del mundo.