Las opiniones expresadas en nuestro contenido pertenecen al autor únicamente, y no representan puntos de vista de autoridad en la Fe Bahá’í.
Mi pasaje favorito de los escritos bahá’ís trata de la cuestión de cómo crecen la fe y sus enseñanzas.
Durante los últimos 150 años, la Fe Bahá’í ha crecido enormemente, pero de manera irregular. En algunos lugares, como India y África, el crecimiento ha sido constante e incluso rápido. Pero en otros lugares, especialmente Europa y Norteamérica, el crecimiento ha sido lento. Dado que la dinámica es impredecible, y el hecho de que a los bahá’ís les está prohibido el proselitismo, ¿cómo se expande la Fe Bahá’í?
Como sucede, Shoghi Effendi, el Guardián de la Fe Bahá’í, anticipó esa pregunta hace casi 90 años y, en septiembre de 1924, escribió:
No ha de ser por la fuerza del número, ni por la mera exposición de un conjunto de principios nuevos y nobles, ni porque esté organizada una campaña de enseñanza –no importa cuán global y elaborada sea su naturaleza– ni siquiera por la robustez de nuestra fe o la exaltación de nuestro entusiasmo, por lo que podemos esperar que en última instancia vindicaremos ante los ojos de una era crítica y escéptica el título de superioridad de la Revelación de Abhá. Una cosa y sólo ella garantizará por sí e indefectiblemente el triunfo indudable de esta sagrada Causa, a saber, la medida en que nuestra propia vida interna y nuestro carácter privado reflejen en sus múltiples aspectos el esplendor de esos principios eternos proclamados por Bahá’u’lláh. – Shoghi Effendi, Administración bahá’í, página 68
Por lo tanto, la única manera en que la Fe Bahá’í puede tener éxito como una religión para toda la humanidad es, si cada uno de nosotros -como individuos solos-, lo hace posible a través de la manera en que llevamos nuestra vida cotidiana.
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