Las opiniones expresadas en nuestro contenido pertenecen al autor únicamente, y no representan puntos de vista de autoridad en la Fe Bahá’í.
El hombre ha oprimido a la mujer por siglos.
Las mujeres han sufrido las consecuencias de la desigualdad en la mayoría de las sociedades alrededor del mundo desde el inicio de la historia registrada, negándoseles la seguridad personal, la independencia, la educación, el voto, el poder político, los derechos de propiedad e incluso el control sobre sus propios cuerpos, mentes y destinos.
Las enseñanzas bahá’ís dicen que ha llegado el momento de detener estas terribles injusticias. El principio bahá’í fundamental de la igualdad de los sexos, desde el inicio de la fe en sus tempranos años, ha llevado a la gente en todas partes a reconocer los derechos de la mujer y el trato justo y equitativo a las mujeres:
En el mundo de la humanidad encontramos una gran diferencia; el sexo femenino es tratado como si fuese inferior, y no se le conceden los mismos derechos y privilegios. Esta condición no es debida a la naturaleza, sino a la educación. En la Creación Divina no existe tal distinción. A la vista de Dios, ningún sexo es superior al otro. ¿Por qué, entonces, un sexo debe afirmar la inferioridad del otro, adjudicándose derechos y privilegios como si Dios les hubiese concedido Su autoridad para tal modo de actuar? Si las mujeres recibieran las mismas oportunidades educativas que los hombres, el resultado demostraría la igualdad de capacidades de ambos para la adquisición del saber… La Justicia Divina demanda que los derechos de ambos sexos sean igualmente respetados, puesto que ninguno de ellos es superior al otro ante los ojos del Cielo. La dignidad ante Dios no depende del sexo, sino de la pureza y luminosidad del corazón. ¡Las virtudes humanas pertenecen a todos por igual! – ‘Abdu’l-Bahá, La sabiduría de ‘Abdu’l-Bahá, páginas 201-202
Los bahá’ís han promovido la igualdad de los sexos desde el inicio de la Fe a mediados del siglo XIX. En Persia, donde la Fe Bahá’í inició, el trato desigual hacia las mujeres fue bien documentado históricamente y particularmente opresivo – y cuando la Fe Bahá’í inició, este principio fundamental de la igualdad de los géneros causó enorme controversia y persecución. Aún hoy, los bahá’ís son encarcelados en Irán por su defensa a la igualdad de género y otras enseñanzas bahá’ís progresistas.
Pero el enfoque bahá’í para lograr la igualdad de género en el mundo tiene un único e inusual aspecto. Hace un siglo, ‘Abdu’l-Bahá, el hijo de Bahá’u’lláh el fundador de la Fe Bahá’í, alentó activamente los movimientos sociales por la igualdad de la mujer – solicitando al hombre tomar responsabilidad de la cuestión:
La mujer deberá esforzarse, pues, por alcanzar la mayor perfección, por ser igual al hombre en todos los aspectos, por progresar en todo aquello en lo que ha estado postergada para que el hombre se vea obligado a reconocer su igualdad en capacidad y logros.
La Munificencia de Dios es para todos y proporciona poder para todo progreso. Cuando los hombres reconozcan la igualdad de las mujeres no será necesario que ellas luchen por sus derechos. Uno de los principios de Bahá’u’lláh es, por tanto, la igualdad de sexos.
Las mujeres deben hacer el mayor esfuerzo por adquirir poder espiritual y por desarrollar las virtudes de la sabiduría y la santidad hasta que su entendimiento y su es-fuerzo logren la unidad del género humano. – La sabiduría de ‘Abdu’l-Bahá, páginas 202-203
La frase “cuando los hombres reconozcan la igualdad de la mujer” pide un cambio radical en la cuestión de la igualdad. Pode al hombre a convertirse en defensores de la mujer; de levantarse por sus derechos; de ayudar a crear una nueva era de igualdad de género alrededor del mundo. Los bahá’ís comprenden que la igualdad absoluta de hombre y mujeres avanza diariamente en el mundo, que la participación masculina ayudará a lograrla más fácilmente, más eficientemente y con más unidad de propósito:
En verdad, cuando los hombres promuevan activamente el principio de la igualdad, las mujeres ya no tendrán necesidad de luchar por sus derechos. Gradualmente, tanto las mujeres como los hombres abandonarán antiguas actitudes no saludables e incorporarán progresivamente en sus vidas los valores que conducen a la verdadera unidad. – Comunidad Internacional Bahá’í, Mujeres y Hombres: Una sociedad para un planeta saludable, noviembre 1991
Esta visión clara y convincente de un mundo donde la igualdad sexual prevalece, caracteriza el entendimiento bahá’í de cómo se vería un futuro equitativo:
El mundo del pasado ha sido gobernado por la fuerza, y el hombre ha dominado a la mujer debido a sus cualidades más potentes y agresivas, tanto físicas como mentales. Pero el equilibrio está variando, la fuerza está perdiendo su dominio, y la viveza mental, la intuición y las cualidades espirituales de amor y servicio, en las que la mujer es fuerte, están ganando en poder. En adelante tendremos una época menos masculina y más influida con ideales femeninos, o, para explicarnos más exactamente, será una época en la que los elementos masculinos y los femeninos de la civilización estarán más equilibrados. – De una charla de ‘Abdu’l-Bahá, citado en Bahá’u’lláh y la Nueva Era de J. E. Esselmont, página 107
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